Últimamente me ha dado por recuperar películas antiguas que casi se me habían borrado de la mente pero que me habían dejado un buen recuerdo. Es el caso de ‘La joven del agua’, la película escrita y dirigida por M. Night Shyamalan que supuso el linchamiento final al director. Es como si todos los críticos estuvieran esperando el momento idóneo para saltar a su yugular tras el fracaso que supuso la, también estimable, ‘El Bosque’.

En este mágico cuento de hadas que nos cuenta Shyamalan, se nota que está bajo presión. En muchos pasajes puedes ver como se la juega con ciertas decisiones importantes y, francamente, el film sería muy notable si no fuese por la escena de Giamatti comportándose como un niño (no, no cuadra en el contexto). Además, Shyamalan se atreve a devolver el golpe metiendo de lleno en la historia al personaje de un crítico de cine. Eso sí que es jugársela.

Por lo demás, el director utiliza su toque intimista en la dirección, el justo uso de efectos especial, el buen gusto por la composición de planos y la partitura de James Newton Howard para crear una preciosa historia sobre una sirena de otro mundo perseguida por un monstruo implacable en el que Paul Giamatti luce como pocas veces. Además supuso el descubrimiento de Bryce Dallas Howard.

Bonita y entretenida de ver, injustamente apaleada.

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