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Voto de Filiûs de Fructüs:
9
Terror Sentado en un banco de un parque, Francis anima a su compañero Alan para que vayan a Holstenwall, una ciudad del norte de Alemania, a ver el espectáculo ambulante del doctor Caligari. Un empleado municipal que le niega al doctor el permiso para actuar, aparece asesinado al día siguiente. Francis y Alan acuden a ver al doctor Caligari y a Cesare, su ayudante sonámbulo, que le anuncia a Alan su porvenir: vivirá hasta el amanecer. (FILMAFFINITY) [+]
19 de mayo de 2010
34 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enigmática película cuyos temas están basado en experiencias personales de los dos guionistas: Hans Janowitz y Car Mayer.

El checo Hans Janowitz paseaba por un parque de Reeperbahn buscando una joven que le había llamado la atención, cuando de repente en un parque vislmubró una figura imprecisa en la oscuridad que hizo que la joven desapareciera. Al dia siguiente los periódicos informaron de un crimen sexual en un parque. Hans decidió ir al funeral y en él sentía constantemente la presencia amenazadora del asesino.

El otro tema no adquiere visos tan dramáticos pero sí inquietantes. Tiene como protagonista el coguionista Carl Mayer y sus experiencias con un psiquiatra durante la I Guerra Mundial.

Ante tales precedentes los dos guionistas deciden unificar sus historias y después de elegir el nombre del protagonista, Caligari (de la obra “Las cartas desconocidas” de Stendhal) presentan su historia al director, Robert Wiene, el cual hace una extraordinaria simbiosis de los temas y decide contar la historia a través de la fantasía de un loco. El resultado es excelente desde todos los condicionamientos cinematográficos.

Esta trama, en la que se ha querido ver una premonición del nazismo desde la perspectiva de Alemania surgida de la guerra (Caligari sería el Estado y Cesare, el sonámbulo, el asesino del pueblo bajo órdenes estatales) podría entenderse como una película antiautoritaria, aunque claro, eso ya es según la vista de cada uno.

Si la película tuvo un gran impacto y reputación en su época (y porqué no, actualmente aún puede gustar, es un film imperecedero) fue en GRAN parte gracias a esos decorados expresionistas que surgieron de la mano del diseñador Alfred Kublin y a la claustrofóbica música que la acompaña.
Los decorados están pintados en dos dimensiones claramente cubistas y góticos, tienen a su vez un estilo muy teatral; con muros inclinados, chimeneas oblicuas, pasadizos, puertas barridas por el viento, todo para darnos esa sensación de mal rollo, esa sugerencia de angustia y locura que emana de por todos lados.

La versión original fue coloreada con verdes, marrones, azules para darle un aspecto aún más dramático.

Obviamente, hoy en día, El gabinete... se contempla con dificultad, no sólo por su silencio (cine mudo) sino por su teatralidad y guión un poco confuso, junto con las exageraciones típicas de los actores de esta época.
Filiûs de Fructüs
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