Nada tan surreal como la propia realidad. Probablemente El rio y la muerte sea una de las películas menos “Buñuel” del director aragonés. Técnicamente es una de sus películas más planas. También carece de esas muestras de humor absurdo y surreal con el que Buñuel suele deleitarnos en sus películas. Pero aquí es la temática la que condimenta y da gusto a la película, haciendo del Rio y la muerte una película de gran nivel dentro de toda la obra de Buñuel, y eso no es poca cosa.
Y es que la película se pone en el contexto de México de mitad de siglo XX, planteándonos el tema básicamente de cómo las sociedades de fuerte base masculina, ponen como valor primordial el honor masculino por encima de toda lógica, dejando al individuo por encima de lo colectivo. Y es que en la película, se muestra como los valores machistas quitan valoración tanto a la vida como a la muerte, poniendo por delante el honor personal (disfrazado de honor familiar) por sobre todo lo demás.
Hay contextualizar la película para valorarla. Probablemente algunos planteamientos de la película queden hoy en día algo obsoletos o débiles, como es el ejemplo del debate entre barbarie y cultura, ya que esa dicotomía hoy en día podemos presumir que no es tal… pero más allá de aspectos personales que no se compartan, es importante valorar la crítica que Buñuel propone indirectamente a la cultura patriarcal y ver como ya pasados más de 60 años del estreno de la película, mucho de lo que se ve aún persista (y en algunos sentidos de peor forma) en muchas de nuestras sociedades latinoamericanas.