Otro episodio cinematográfico más a sumar al interminable número de películas que el séptimo arte ha dedicado a este juego de cartas, el póker. Un juego que ha creado mitos, ha hecho fortunas, ha dejado cadáveres o ha sido cuna de grandes engaños, pero que ante todo ha creado un ambiente, un mundo alrededor de él que lo hace sin duda el juego de cartas más famoso y más conocido.

Y dentro de este mundo su capital: Las Vegas. Aquí es donde se desarrolla la película, como por otra parte no podía ser de otra manera (bueno Atlantyc City también hubiera sido alternativa). Así Curtis Hanson dirige y es coparticipe en el guión de esta cinta que ante todo y para mi gusto personal es muy entretenida. Si bien no aporta nada nuevo al género y flaquea en muchos de sus aspectos, hay que decir que Curtis Hanson consigue darle "clase" al film. Un estilo que ya es propio ( "L.A. Cofidential", "Jóvenes Prodigiosos") y que se inunda de buena música, ritmo narrativo pausado, buen reparto, gran escenografía y esa sensación de que lo que estás viendo es de todo menos vulgar, cosa que hoy en día ya de por sí es un éxito.

El reparto es bueno. Ninguno sobresale, pero ninguno se queda atrás. La chica de la película, Drew Barrymore, está perfectamente caracterizada y vestida, y resulta curioso verla cantando Jazz al más puro estilo Norah Jones (salvando las diferencias claro está). Eric Bana sigue creciendo y Robert Duvall sigue engordando su historial interpretativo, aunque en este caso muy lejos de sus mejores papeles.

A mi me resultó muy entretenida repito y, a pesar de sus dos horas y sin obviar los fallos y carencias del hilo argumental, si es merecedora de ser recomendada, sobre todo para los amantes de este juego (el guión se encarga de explicar y dar enseñanza de muchos detalles del desarrollo del póker) y de las películas dedicadas a él.