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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
4
4.6
88
Terror
Un científico perturbado se entrega a revolucionarias prácticas en un laboratorio que linda con un tétrico y turbio pantano, lugar donde arroja los resultados fallidos de sus experimentos. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una coproducción hispano-ecuatoriana rodada en Ecuador, al calor del "boom" del cine de terror español de principios de los años 70. Es muy poco conocida, como su director, y su principal originalidad está en trasladar asuntos ya entonces muy trillados, como el terror gótico y el científico loco, a escenarios exóticos y tropicales de América del Sur, además de mezclar estos elementos recurrentes del cine de terror con una intriga detectivesca y algún número musical ligeramente desconcertante.
El resultado es poco convincente, ya que la mezcla de terror gótico, exotismo, voyeurismo, necrofilia, misoginia, ciencia y zombis se lleva a cabo con más desfachatez que talento, y además el guión no explica mucho sobre los objetivos del científico loco interpretado por Ramiro Oliveros: ¿quiere prolongar la vida y eliminar la muerte? ¿Quiere crear zombis que hagan lo que él mande? ¿Quiere situar a sus víctimas en un estado a medio camino entre la vida y la muerte? ¿O sólo quiere secuestrar chicas guapas?
Nunca se dice en qué país transcurre la acción, y además el guión y los diálogos se esfuerzan en dar nombres y apellidos anglosajones a los personajes, lo que hace que todo sea, o parezca, más internacional, pero también más impersonal. Esta costumbre, por lo demás, era habitual en el cine de terror español de esos años.
El resultado es poco convincente, ya que la mezcla de terror gótico, exotismo, voyeurismo, necrofilia, misoginia, ciencia y zombis se lleva a cabo con más desfachatez que talento, y además el guión no explica mucho sobre los objetivos del científico loco interpretado por Ramiro Oliveros: ¿quiere prolongar la vida y eliminar la muerte? ¿Quiere crear zombis que hagan lo que él mande? ¿Quiere situar a sus víctimas en un estado a medio camino entre la vida y la muerte? ¿O sólo quiere secuestrar chicas guapas?
Nunca se dice en qué país transcurre la acción, y además el guión y los diálogos se esfuerzan en dar nombres y apellidos anglosajones a los personajes, lo que hace que todo sea, o parezca, más internacional, pero también más impersonal. Esta costumbre, por lo demás, era habitual en el cine de terror español de esos años.