Aunque no hice la prueba de verla con los ojos cerrados, tengo claro que las mejores sensaciones de esta película me llegaron por los oídos. La banda sonora está descaradamente por encima del resto: define la emotividad de las escenas, está presente en todo el metraje y se apropia del estilo de la película.
Juro por Luis Buñuel que no sabía quién era el compositor. Veo los créditos finales y sorpresa: la música es de Nick Cave y su colega Warren Ellis de Bad Seeds. Entonces escucho la banda sonora sola, sin las imágenes de la película, y me reafirma mi impresión inicial: es una música plena, intensa, llena de matices (los bajos de los instrumentos de cuerda, los contrapuntos del piano: por favor, escuchen "Song for Bob"), emocionante, que transmite por sí sola y que mejora el conjunto de la película.
Además de la música, la voz en off del narrador, aunque no me guste este recurso narrativo, está utilizada eficazmente para apoyar la narración. Tiene que ser un lujo para los oídos escuchar esta película en versión original.

No me gusta Brad Pitt y su ceño fruncido de constante enfado y sí me gusta la "normalidad" de Sam Rockwell.

Es interesante la fidelidad a los hechos originales, no como la patraña que tuvo que dirigir (y bien) Fritz Lang hace 60 años.

Aprovecho para recomendar, aunque no me lleve comisión, la discografía de Nick Cave, la cual no tiene desperdicio, sobre todo el álbum "Murder Ballads".