No he aguantado más de media hora. Me he marchado no sólo por el escaso interés de la trama y por la aún menor calidad cinematográfica de la película, sino especialmente por la descarada manipulación del lenguaje que han hecho los distribuidores españoles para desnaturalizarla; por ejemplo, cuando me levanté del asiento, no había oído siquiera una vez la palabra "nazi", y eso que se trata de una historia de nazis. Y lo que es peor: cuando los actores se referían a las "SS" las llamaban "escuadras de ataque", y al "III Reich", "Imperio". Es posible que ambas expresiones sean traducciones literales con todas las bendiciones lingüísticas, tal vez, pero por encima de todo son una traición a la terrible historia de la época, al lenguaje que le dio forma y por el que se la recuerda. Y un insulto a la inteligencia (poca) de los espectadores mayores como yo.