Para ganar dinero de una forma fácil, unos chicos se dedican a hacer de strippers en un local nocturno. La vida les sonríe y se creen auténticas estrellas del Rock. Pero tantos excesos llevados a cabo por la mala vida que llevan no les traerá más que problemas y una sensación de vacío difícilmente subsanable con el ritmo de vida que tienen.

El otrora gran director y con el paso de los años venido a menos, Steven Soderbergh, director entre otras de la exitosa saga de Ocean´s, se basa aquí en hechos reales para mostrar la purpirina y la hiel de los hombres que bailan al son de la música mientras se desnudan aclamados por entregadas fans. Cuerpos pulidos, fibrosos, profundamente envidados por los ojos que los miran, pero que en el fondo se refugian en el glamour y la fama efímera para esconder sus miserias y sus frustrados sueños de una vida mejor, estable, diáfana, sin focos ni escenarios. El personaje interpretado por Channing Tatum es un claro ejemplo de este tren que circula a todo trapo pero sin pasajeros dentro, a la deriva, tan vacío como viciado. Película agradable de ver y con buen ritmo narrativo, aunque tal vez se repita mucho en sus gags erótico festivos y se pierda en subtramas que no hacen más que bajar el buen tono general de la cinta.

Lo mejor: Los picantones números musicales y la eufórica banda sonora. El carisma “celestino” de Matthew McConaughey.

Lo peor: Comprobar que también hay hombres florero. El escaso papel que se le da a la mujer, en toda la extensión de la palabra, en el film y el machismo con el que se la trata. Alex Pettyfer, un pan sin sal carne de MYHYV.

Nota: 6/10