En un futuro postapocalíptico, una familia vive aislada en una casa sin poder emitir ni un solo sonido porque de lo contrario, alguien morirá.

John Krasinski dirige y protagoniza una sorprendente cinta de terror y suspense para toda la familia. Aporta aire fresco al género y todas las piezas del guión encajan a la perfección a pesar de que el final es demasiado exagerado e imposible: ¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!” Es indiscutible el factor sorpresa que tiene y se agradece, porque son incontables las películas cuya sensación es que ya las has visto mil veces antes. Emily Blunt es la madre coraje, coautora de todo un universo silencioso que deben respetar a rajatabla todos los miembros de la familia para evitar visitas malignas. La casa es un protagonista más, dándole ese aire asfixiante y claustrofóbico que alimenta la tensión constante en todo el metraje. Y la relación padre-hija es el claro ejemplo de la eterna lucha que se tiene con uno mismo, de ser un gallito con las personas que te quieren y que hasta que no las pierdes no te das cuenta de ello, aunque ya sea demasiado tarde.

acapuntas de oro: El personaje de la hija mayor da sentido a toda la película. Esa imagen enfocando a la tripa de la madre cuando ya estás ubicado en la trama es escalofriante. El silencio aterrador que se mascaba en la sala. Que muestra que otro cine de terror es posible.

Sacapuntas de madera: Que el final sea más propio de las cintas de Chuck Norris y cía. Que mezclar realidad con fantasía no produce el mismo impacto que si fuera todo real. Que se fusila a si misma y se amputa la opción de que haya una segunda parte.

Nota: 6,5 Sacapuntas.