Cine para monjitas, no para monjas ya que es un cine religioso fácil y demasiado directo, además de ser un cine de los años cuarenta, sin duda, otro tipo de cine.
Una película muy evidente, Bing Crosby es el “cura gracioso y sabio”, una actuación para mí un tanto tonta y para los días de hoy no convencería para nada, en aquellos años era toda una estrella de la canción y es por eso por lo que de repente se pone a cantar unas canciones, perdiendo toda convicción.

Digamos que la película está hecha por escenas muy fáciles, Bergman y Crosby, siempre lo mismo, los diálogos que tienen son muy fáciles en todos los aspectos, desde el lado profundo de la moral y espiritualidad hasta las conversaciones del día a día, muestra una madurez muy infantil, una película para “monjitas” del convento, unas risas de novicias que no tienen ni idea de la vida y se distraen con una moral así.

Me gusta el cine religioso y no me asusta el cine con monjas y curas pero esta película juega con dos estrellas del momento para atraer a un público específico y es esa la razón que la película no profundice en temas morales y religiosos.