Sin duda una película que no es necesario ponerla donde se merece porqie todos sabemos y conocemos el título de esta gran obra de Mankiewicz.
Un título del que siempre había oído hablar pero del que no había tenido suficiente tiempo para sentarme a verla y cuando me siento puedo apreciar que acabo de ver una joya del séptimo arte.
No se por donde empezar, si por las grandes actuaciones con un reparto de lujo y dirigidas por un director de lujo, claro está, si por el tremendo guión o por la fuerza de la dirección, una dirección sencilla pero intensa, Mankiewicz sabe como dirigir cada una de las escenas sin sobrepasar los límites entre lo teatral y lo cinematográfico, cada escena respira fuerza e inteligencia, un completo conjunto redondo y perfecto.
Las actuaciones, magistrales, no hay ni mucho ni poco, cada actor está redondo y convincente, la arrogante y déspota Hepburn, con una mirada que da miedo, al igual que el doctor que se mueve entre lo policiaco y profesional sin cruzar ambas fronteras y sin duda, Taylor, la pobre mujer que quiere ser castigada sin culpa.
Todo es genial, sin duda una obra para recordar.
La película analiza otros aspectos característicos del cine de esos años, pasiones humanas, el deseo secreto sexual, la avaricia humana, la maldad, la venganza...pasiones llevadas al extremo humano por los rostros de estos actores, con miradas que hablan por sin solas.
Sin duda una obra maestra del cine, una obra obligatoria de ver.