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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
6
Comedia. Drama Henry Pool es un tipo gris que, al descubrir que sólo le quedan unas semanas de vida, reacciona abandonando a su novia y a su familia y refugiándose en un barrio de las afueras, donde se pasa el día atiborrándose de bollos, chocolatinas, pizzas y bebiendo vodka. Pero, de repente, hace un curioso e inesperado descubrimiento que le devuelve las ganas de vivir. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Henry Poole (Luke Wilson) es uno de estas personas que durante toda su vida ha luchado por conseguir ese éxito (por lo menos eso parece intuirse de los breves "flash-backs"), pero en lugar de la recompensa prometida, lo que ha conseguido es una enfermedad incurable. Tras asumir su situación, decide esperar, con una copa de alcohol en la mano el fatal desenlace en el mismo barrio donde creció de niño (y donde fue la última que vez que se sintió feliz). Pero justo entonces, una curiosa mancha en la pared puede cambiar su vida. El director Mark Pellington, navega en aguas complicadas y profundas, con un film de apariencia sencilla, en el que a través de pequeñas situaciones, y con pocos personajes, pretende hablar de muchas cosas. Tal vez demasiadas.

Por un lado, parece querer hablarnos, de nuestra sociedad actual, pero condensando y simplificando a través de un único personaje, Henry Poole, y su interacción con unos pocos personajes que le rodean en el lugar en el que ha decidido esperar el fin. Henry es un prototipo representativo de la sociedad norteamericana actual. En su retiro “espiritual” se encuentra con otros personajes que pese a su apariencia de vida tranquila, sobrellevan una pérdida. Sus dos vecinas, que están en dos momentos diferentes de la vida, Dawn (Radha Mitchell) una con una hija, y Esperanza (Adriana Barraza), una madura mujer refugiada en la religión tras la muerte de su compañero.

En este contexto, un suceso, aparentemente extraordinario parece cambiarlo todo. Sin embargo, el director se mira con mucha distancia el fenómeno, ya que no le interesa tanto hablar directamente de temas tan trascendentes como la fé o la religión, sino mostrar la actitud de Henry, ante un hecho que puede parecer un asidero donde agarrarse cual clavo ardiendo. Pero Henry ya tiene asumido su fin, y no quiere agarrarse a ninguna esperanza que pueda resultar falsa una vez ya sólo espera la muerte con serenidad, aunque borracho.

El director acierta en el tono, ni demasiado trascendente ni demasiado ligero, dejando que sea el espectador el que tome sus propias conclusiones, y ofreciéndole la información de forma indirecta, a través de la puesta en escena (algunas imágenes bastante acertadas, por cierto) y la interrelación de los personajes, aunque también es cierto que tiene que recurrir a unos pocos "flash-backs" para encajar mejor el mensaje y hacerlo menos opaco. También acierta en rehuir el eterno debate que rodea a la religión.

El principal problema, al querer navegar entre dos aguas es que no acaba por decidirse por acercarse a ningún aspecto en concreto y la excesiva distancia con que busca mirar los acontecimientos, le acaba perjudicando, sobretodo a la hora de querer ser intimista.
manulynk
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