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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
9
Acción. Drama Nascimento (Wagner Moura) se enfrenta a las milicias, un nuevo problema que ha plagado a Río de Janeiro. No tarda en tener enfrentamientos con el sistema que controla el estado, el equilibrio entre el reto de pacificar la ciudad y hacerse cargo de Rafael (Peter Van Held), su hijo adolescente, y Rosane (Maria Ribeiro), su ex esposa. A su lado cuenta con el apoyo de Matías (André Ramiro), elegido para sustituirle en el BOPE. (FILMAFFINITY) [+]
21 de junio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de "Tropa de Elite" hace unos años, el realizador Jose Padilha se ha encargado de ofrecernos su segunda parte. Padilha nos ofrece un film mucho más ambicioso que su primera parte. En esta ocasión, de nuevo explicado por el ahora Coronel Nascimento (Wagner Moura repite personaje), retrata a políticos, policías y periodistas corruptos que saben sacar provecho de la situación de las favelas.
La estructura de la película recuerda en mucho a "Casino", incluso su estilo visual y movimientos de cámara recuerda a los films de Scorsese que tratan sobre la mafia. Es más, muchas secuencias parecen salidas su montadora habitual. Técnicamente se trata de una película a la que se le pueden poner pocos peros, sobre todo teniendo en cuenta que nunca termina de oculta que intenta ser una especie de documental novelado. Esto le sirve a Padilha para configurar al film un envoltorio no sólo de calidad sino también atractivo para el espectador, ya que lo desagradable viene en lo que cuenta. Padilha viene a ser como un francotirador que dispara sin piedad a políticos corruptos, sólo pendientes de conseguir ser reelegidos y de salir en la foto cuando les conviene, a policías que resultan aún peores que los criminales a quienes deberían perseguir, y a periodistas conchabados con unos y otros. Incluso se permite unas cuantas balas contra los activistas de Derechos Humanos. Padilha dispara a todo los que se mueve. Y no deja prisioneros. De esta forma, el realizador globaliza el mensaje que nos ofreció en la primera parte. El problema no son las drogas, ni siquiera quienes trafican con ellas, aspecto al que apenas le dedica demasiado espacio (ya lo hizo en la primera parte). El problema es el mismísimo sistema político y social, del cual unos pocos saben sacar partido para su propio beneficio.
Si la primera parte era bastante pesimista, esta segunda parte es totalmente negra. Hay muy pocos personajes positivos en el film. El propio Nascimento, pese a su integridad moral se sirve de métodos propios de un nazi para conseguir acabar con los delincuentes, Matias (André Ramiro) es otro tipo íntegro pero brutal en sus métodos, incluso el personaje de Fraga (Irandhir Santos), pese al idealismo, en ocasiones se nos muestra como un fanático, que parece aprovechar ese mismo fanatismo para llegar a lo más alto en el mundo de la política.
Como en la primera parte, Padilha, a través del personaje de Nascimento, habla directamente al espectador, sin florituras ni ahorrándole nada en su discurso, de la situación general con un realismo brutal. Un país que pese a sus esfuerzos por situarse entre los más avanzados, tiene las entrañas corrompidas precisamente por aquéllos que deberían evitarla y luchar contra ella. En prácticamente dos horas Padilha no deja títere con cabeza y consigue eso tan difícil de mejorar la primera parte con un visión mucho más global y de conjunto.
manulynk
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