El guardián de acero, todo un éxito del cine coreano, es una cinta épica, de esas que el cine asiático sabe hacer tan bien y se pusieron tan de moda también en occidente entre el año 2000 y el 2004, más o menos, gracias al descomunal fenómeno que fue Tigre y dragón.
Y es que hay que reconocer que chinos, japoneses o coreanos son únicos a la hora de poner en pantalla estas historias de honor, de intrigas políticas, de hombres comportándose como hombres (en lo bueno y en lo malo), de mujeres fuertes que muchas veces son víctimas de la violencia colateral de los problemas masculinos y, por supuesto, de muchos duelos a katana que son una gozada de ver en la pantalla.
El guardián de acero es una película de lo más entretenida, de metraje muy ajustado (apenas 90 minutos), con buenos actores y un buen nivel de producción, quizás no tan mágica o maravillosa como otras cintas de este estilo, pero sin duda interesante y llamativa especialmente para los que quieran conocer algo más de la cinematografía surcoreana, aparte de Bong Joon-ho.
Notable y desde luego muy atractiva en muchos aspectos.