Los Tenenbaums fue la película que demostró que Wes Anderson había llegado para quedarse.
Anderson es considerado uno de los "auterus" más claros del cine moderno, con su peculiar estilo visual y narrativo, con sus historias de personajes siempre excéntricos, aunque entrañables, y esa paleta visual tan hindú, en cierto sentido, con un festival de colores y texturas, que explotaría definitivamente en Viaje a Darjeeling, por motivos obvios.
En Los Tenembaum, Anderson retrata a una peculiar saga de genios y niños prodigios que, por supuesto, no son precisamente maestros en las relaciones humanas entre ellos mismos y con los demás, y por supuesto ahí está la gracia de la propuesta. No es la mejor película de su creador (para quien esto firma ese honor es para El Gran Hotel Budapest), aunque sí ha logrado un auténtico estatus de culto a lo largo de los años, pero sin duda es curiosa, aceptable, amable y muy representativa del estilo único de su director, uno de esos autores con los que cualquier actor sueña con trabajar.

Lo mejor: Gene Hackman, maravilloso en una de sus últimas interpretaciones antes de retirarse, y el estilo personal de Wes Anderson, como director, guionista y "pintor" de imágenes y colores.
Lo peor: No es su mejor película, y puede resultar algo sosa y sobrevalorada.