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Voto de Sibila de Delfos:
7
Ciencia ficción. Intriga. Terror Gemma (Imogen Poots) y Tom (Jesse Eisenberg) son una joven pareja que se ha planteado la compra de su primera casa. Para ello visitan una inmobiliaria donde los recibe un extraño agente de ventas, que les acompaña a Yonder (una nueva, misteriosa y peculiar urbanización donde todas las casas son idénticas), para mostrarles una vivienda unifamiliar para ellos. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lorcan Finnegan, y también su guionista Garret Shanley, consiguen algo francamente notable con Vivarium.
La película tiene un comienzo sencillamente maravilloso (si pasamos por alto, por supuesto, el hecho de que nadie con dos dedos de frente iría jamás a visitar semejante vecindario acompañando a semejante agente inmobiliario, pero esto es un pacto que el espectador siempre ha de hacer cuando ve cine de terror: olvidarse de la lógica), y un desarrollo en su primer acto sencillamente magistral. La idea inicial es fabulosa y Finnegan sabe transmitir al espectador la angustia, la impotencia y la rabia que se apodera de Gemma y Tom, la desdichada pareja protagonista. Las escenas en las que se dan cuenta de lo que les está sucediendo e intentan inútilmente revertir la situación son simplemente aterradoras y desoladoras para el espectador, ya que se apuesta por un terror muy del tipo que vimos hace no mucho en Midsommar o sobre todo la controvertida Madre! de Darren Aronofsky (con la que tiene muchas similitudes en el tono y quizás en el fondo... y no podemos dar más detalles sin hacer spoiler): el terror de lo mental, de la pesadilla que no acaba y que machaca sin piedad no tanto el cuerpo (que también) sino sobre todo la mente de las víctimas. Se trata de una atmósfera asfixiante, malsana, tétrica, agobiante, incómoda y terriblemente cruel, como muchas veces lo es la naturaleza y el mundo animal... y no, no es casualidad que la película empiece como empieza, con esas imágenes acompañando los títulos de crédito.
Sin embargo, el problema de Vivarium es que todo ese comienzo maravilloso se va diluyendo mientras pasan los minutos, y no porque lo que se nos cuenta no sea interesante o no siga siendo malsano y aterrador, que lo es, sino porque sencillamente la idea no daba para tanto. Si Vivarium hubiese sido un corto, o incluso un mediometraje de unos 60 minutos, podríamos estar hablando de una auténtica joya del género, pero se va hasta los 88-90 minutos, y eso implica alargar demasiado la agonía de Tom y Gemma con excesivas anécdotas y momentos incómodos con, digamos, el tercero en discordia.
Sin embargo, no hay duda de que buena parte del mérito recae también en la excepcional interpretación de un Jesse Eisenberg que nunca ha estado tan cabreado, enfermo, enfermizo y duro como aquí (ver su mirada cuando sube al tejado o cuando toma una decisión con la que Gemma no se encuentra muy conforme para intentar obligar a un cambio de situación a quienes él cree que les están haciendo vivir semejante pesadilla), y muy especialmente una Imogen Poots que se entrega en cuerpo y alma y cuyos movimientos y miradas transpiran sufrimiento, ira, furia, incredulidad, pero también amor.
En definitiva, una propuesta de lo más arriesgada, original y brillante, aunque no pueda mantener el interés durante todo el rato.

Lo mejor: Su atmósfera, malsana y cruel a más no poder, y la soberbia interpretación de Jesse Eisenber y especialmente Imogen Poots.
Lo peor: La idea es muy buena, pero no se sostiene durante 90 minutos.
Sibila de Delfos
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