Si algo nos enseñó esta película es que es mejor vivir en una casa sin tele.

Bromas aparte, Gore Verbinski filmó con esta cinta una de las mejores películas de terror comercial que ha dado Hollywood en los últimos tiempos. No sé si tiene que ver el hecho de que sea un remake de una película japonesa, a su vez basada en una novela. Seguramente. Pero el caso es que The Ring tiene un olor muy distinto al del habitual cine de terror americano. Es más un thriller que otra cosa, muchas veces tiene un ritmo pausado, se lo toma todo con calma, y va recomponiendo el puzzle de la historia de Samara sin ninguna prisa, hasta llegar a un final (o no?) más o menos satisfactorio que da un giro bestial en los últimos diez o quince minutos, con (ahí sí) una de las secuencias de terror más logradas jamás hechas. Muy meritoria es también la secuencia inicial, llena de tensión y de todos los elementos clásicos del género, con sus cosas que se encienden solas, puertas que se abren, agua...
El final, además, queda enormemente abierto, y no resulta precisamente feliz. Y para qué hablar de la secuencia famosa con el tiovivo por enmedio, que bien podría haber filmado Hitchcock y que a mí siempre me recuerda (no sé por qué) a Los Pájaros.
Lástima que la secuela fuese tan mala, que copiara tantas cosas de Dark Water, y que no se haga más cine de terror como éste, porque yo a The Ring no le encuentro ninguna pega, más allá de que es lo que es y no hay que pedirle personajes complejos ni historias originales.

Lo mejor: Prácticamente todo.