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Voto de Sibila de Delfos:
7
Drama Al final de la Primera Guerra Mundial, el autor de libros infantiles A. A. Milne (Domhnall Gleeson) crea el mundo mágico de Winnie the Pooh. Pero el éxito internacional de los libros pasará factura al autor, a su hijo pequeño Christopher Robin (Will Tilston) y a su esposa Daphne (Margot Robbie). Todos los miembros de la familia se verán arrollados por el éxito internacional de los libros. (FILMAFFINITY)
28 de octubre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adiós, Christopher Robin recuerda, en cierto sentido, a Descubriendo Nunca Jamás.
Ambas películas tratan sobre la gestación de una adorada obra literaria para niños (Winnie the Pooh y Peter Pan), presentan la relación inspiradora entre un adulto y un niño o varios niños, y son historias sensibles y emotivas. Sin embargo, donde la película protagonizada por Johnny Depp y Kate Winslet apenas pasaba de puntillas por el tema de la fama no deseada y el peso de la losa de ser identificado con un personaje de ficción (para quien le interese el tema, la historia de los hermanos Llewellyn Davies tras el estreno de Peter Pan fue de lo más trágica... tres de los cinco hermanos, de hecho, murieron de forma violenta), Adiós Christopher Robin hace de ello la clave de su segunda mitad, que es la más interesante del largometraje.
Porque la cosa, no nos engañemos, empieza mal. El montaje es errático, demasiado precipitado, y las escenas parecen mal acabadas. En apenas 15 minutos se nos ha despachado la experiencia en la guerra de Alan Milne, su matrimonio con Daphne, su síndrome de estrés post-traumático, el nacimiento de Billy y sus primeros años de vida. Como decimos, demasiado precipitado y roto por ese montaje anárquico. Por suerte, una vez Billy empieza a estar interpretado por Will Tilston, el conjunto mejora notablemente. La relación entre el niño y su padre (interpretado por un gran Domhnall Gleeson, con un parecido físico sorprendente con un joven Fernando Fernán-Gómez) es interesante, emotiva (pese a la escasa capacidad afectiva y emocional de Milne) y entretenida. La relación del niño con su niñera, a quien da vida una excelsa Kelly McDonald, rezuma también encanto y cariño, en claro contraste con la frialdad que desprende su madre, Daphne, a quien interpreta una fabulosa Margot Robbie, que no para de subir y subir y añadir roles memorables a su curriculum.
Pero sin duda, lo mejor de la cinta es el retrato que hace de la fama no deseada y lo extremadamente pesado que puede ser su peso, valga la redundancia. Billy, cuyo nombre real es Christopher Robin, se convierte en víctima de Christopher Robin, el personaje creado por su padre, y su sombra lo acompaña durante toda su vida, causándole más males que alegrías (hasta el unto de que, tal y como se nos dice al final, nunca cogió ni un céntimo de las vastas ganancias de la serie Winnie the Pooh). Son excelentes las escenas de baños de masas en las que vemos que al público no le interesa ni comprende que Billy es sólo un niño que no disfruta con la exposición pública. Ellos quieren su producto y nada mas. Y quien dice su producto, dice su foto, su autógrafo, su ídolo, su story de Instagram, su tweet, su post de Facebook. Porque los lectores ingleses de posguerra somos todos nosotros, cuando devoramos a la persona por interés en el ídolo.
Notable e interesante, aunque también desaprovechada, sobre todo en su comienzo.

Lo mejor: Los actores y el retrato de la fama no deseada.
Lo peor: Su primera media hora, demasiado acelerada y con una narración confusa.
Sibila de Delfos
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