El título de esta crítica no es casual.
Chicos y chicas (curiosamente, título respetado de la versión original) es una especie de remake no declarado de Cuando Harry encontró a Sally, pero en versión juvenil y universitaria. Ryan y Jennifer se conoces, se convierten en mejores amigos y, cuando ya creen que lo tienen todo controlado, aparecen el sexo y los sentimientos.
Y aquí viene la sorpresa: la cosa no está mal. De hecho, es de las mejores películas que ha hecho Freddie Prinze Jr... venga, digamos que es la mejor. No era difícil superar cosas como ¡Vaya partido!, Down to you o Cómo perder la cabeza. Además, siendo como es un intérprete tan sumamente limitado, con esa cara plúmbea en la que no se mueve ni un músculo, aquí está incluso simpático y personifica perfectamente a ese nerd de corte de pelo imposible que es Ryan al principio de la historia. Claire Forlani tampoco es que haya sido nunca Meryl Streep, pero hace lo que buenamente puede con un personaje bastante insufrible en muchos momentos (santa paciencia que tiene Ryan con Jennifer, bastante petarda ella). Jason Biggs estaba entonces muy en la onda American Pie y este Hunter que hace aquí es como si su Jim de la famosa saga juvenil se hubiera fusionado un poco con aquel Stifler al que daba vida Seann William Scott.
Volvamos al meollo. Chicos y chicas es simpática, es entretenida, tiene puntos bastante divertidos (todo el prólogo en el avión) y sobre todo se deja ver muy bien, Es de esas películas que no importa ver en algún rato tonto que se tenga. Es lo que es, no hay que pedirle peras al olmo, te hace pasar el rato sin pensar en nada más, y tiene una escena final bastante lograda para lo que son este tipo de películas.
Inofensiva y muy aceptable para quien no le pida la luna,

Lo mejor: Es simpática y se deja ver.
Lo peor: Cero originalidad, cero inteligencia, cero riesgo, pero tampoco se le podía exigir más.