Si algo hacen bien en Argentina es el psicoanálisis y la psicología, y este film es una prueba más de ello. A veces pensamos que nuestro punto de vista es el correcto y todo lo que se aleje de nuestra opinión está mal. Hasta que descubres que ahí fuera hay otras personas y otros puntos de vista, y quizás nosotros no seamos tan perfectos como pensábamos.
El juego psicológico de los protagonistas de esta obra es magistral, el modo con el que el director juega con el espectador a medida que avanza la película, y los papeles bueno-malo se hacen más difusos, es sencillamente brillante.
Una película que te deja reflexionando mucho acerca de la empatía y del ego.
El final, espectacular.