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España España · san sebastian
Voto de Izeta:
8
Comedia Tras el cierre del casino en el que trabajaba, Nicole de Cortillon se propone convertirse en modelo. Su ansiedad por encontrar trabajo la lleva, a causa de un malentendido, a desnudarse delante de Jim, que cree que la muchacha pretende hacerle chantaje. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa, deliciosísima comedia de Henry Koster que transita por esos caminos perdidos de la elegancia y la sutileza, cualidades que se perdieron hace ya mucho tiempo, no ya en el cine, sino en el interior del alma humana en general y que hace que, cualquiera que a día de hoy se enfrente a esta película, pueda considerarla convencional precisamente por ! hay que ver! la frecuencia con que se ha echado mano de este argumento desde aquellos lejanos años 30 hasta nuestros días.
Cómo casarse con un millonario.
A nuestra protagonista, una joven francesa, las cosas no le van bien en el país de las oportunidades. Acaba de perder otro de sus trabajos precarios, debe varias semanas de alquiler y está sola en el mundo. A ver qué oportunidades tenía una mujer en su época de salir adelante. Acepta a regañadientes un empleo por horas para posar como modelo de ropa interior ( para enseñar cacha había demanda de sobra), pero un malentendido le lleva a las oficinas del señor Trevor que la toma por una buscona.
Ya de vuelta en su apartamento y, a punto de ser desahuciada, es acogida por su compañera de habitación ( Helen Broderick), una mujer ya madura y con muchas tablas por delante que, junto con un amigo ( Mischa Auer), poseedor de un pequeño capital, le propondrá un negocio redondo para acabar con todos los problemas; cazar a un millonario.
Como pueden ver este argumento se ha utilizado mucho con mínimas variantes, algunas realizadas por grandes maestros como Hawks, Wilder o Negulesco.
Y no son sus protagonistas los que, en mi opinión, convierten a esta comedia en la golosina que es. Ellos sí son bastante convencionales y, sobre todo, muy morales, lo que hace que gocen de nuestras simpatías y les acompañemos con fruición con el deseo de que deshagan el entuerto rápidamente, pero son los grandes secundarios y sus excelentes personajes a los que, sabiamente, un guion malicioso repleto de diálogos extraordinarios, dotan de cinismo y lucidez, lanzando verdades como puños que bañan el film de humor y equilibran la balanza de la dosis de dulzura y romanticismo, muy bien llevado por otra parte, de la pareja protagonista.
Siempre he dicho que una de las grandes bazas del Hollywood de esa época era el excelente plantel de actores de segunda fila del que disponía. Aún en el papel más pequeño, lo iluminaban todo. Va por todos ellos.
Y Henry Koster pues, aquí se ha lucido. Realmente se ha lucido. El film está lleno de escenas francamente memorables. Otro director al que no se le ha prestado la suficiente atención. Nunca es tarde para hacerlo.
Izeta
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