Hay un subgénero dentro del cine de terror: el cine de terror en moteles. Desde Psicosis hasta esta Habitación sin salida, los moteles perdidos en medio de la América profunda se han ido constituyendo en emplazamientos ideales para la creación de situaciones angustiosas y claustrofóbicas.
Dado lo difícil de encontrar algo estimulante en el moderno cine de terror, hay que reconocer que Habitación sin salida muestra oficio y buenas dosis de tensión. Con una pareja al borde de la ruptura como protagonistas, la película del para mí desconocido Nimród Antal se basta con una habitación de motel para plantear una situación límite en la que Luke Wilson y Kate Beckinsale se convierten en víctimas de un juego-asedio brutal. Con una dirección exenta de efectismos baratos y atenta a las reacciones de los personajes, Habitación sin salida es una joyita donde no faltan algunos lugares comunes, pero que presenta un guión coherente, sencillo, sin retorcer ni estirar la trama innecesariamente y que maneja unos personajes medianamente creíbles.
En definitiva, son 80 minutos de tensión creciente, con un buen sentido del ritmo, con actores que funcionan bien juntos y una dirección bastante cuidada teniendo en cuenta la truculencia y la brutalidad que esconde la historia de la habitación 4 del hotel Pinewood. Una película para dejarse sorprender.

PD: Me gustaron mucho los créditos de apertura.