Sidney Lumet, señores, tiene 85 años y con este peliculón ha demostrado que tiene más sangre en las venas que todos esos aspirantes a los que dobla o incluso triplica en edad. Ha demostrado que la veteranía y la experiencia son un grado y, en definitiva, que quien tuvo retuvo.
Antes que el diablo sepa que has muerto es un thriller en toda regla, pero con todos los ingredientes de una auténtica tragedia clásica: las relaciones paterno-filiales, las disputas y envidias entre hermanos, la mujer fatal que desencadena una guerra particular, etc. Rodada con mucho estilo, desarrollando con paso firme una trama intensísima, lo mejor de la película de Lumet es el trazado de los personajes y su evolución psicológica a lo largo de la historia. En el fondo, Antes que el diablo sepa que has muerto es una historia muy cercana a los dramas psicológicos de Dostoievski, que reflexiona sobre el dolor, la traición y el remordimiento.
Y si recordaremos esta película será también por el elevado nivel de sus intérpretes. Todos, todos absolutamente están espléndidos, sobre todo Philip Seymour Hoffman (¿ha hecho alguna película mala últimamente?) y Albert Finney, dos actorazos donde los haya. Pero tampoco dejemos de lado a un Ethan Hawke que mejora con el tiempo y a una Marisa Tomei recuperada y muy sensual.
Sidney Lumet nos da una gran lección de cine con esta película que desde el mismo título te llama. Una vez que comienza, ya nadie puede despegarse de ella. Y ese hálito trágico que recorre la película, la dureza con que se examina el núcleo familiar, alcanza momentos de verdadero estremecimiento. Una maravilla que nadie debería perderse.