Estoy empezando a descubrir que esto de escribir críticas acaba produciendo adicción, pero ahora que "disfruto" de unos días de vacaciones forzadas, me permite revisitar clásicos que hace tiempo quería volver a disfrutar pero que las ocupaciones no me permitían.

Había sido hasta hace unos años la mejor película de Clint Eastwood, pero si tuviese que quedarme con una de las obras de tan gran maestro ya no sabría con cual quedarme, pues a la vista está con el transcurrir de los años, que no hay género con el que no se atreva y que pocas veces no sea una obra maestra lo que acaba produciendo después de su trabajo.

Si algo creo que tienen en común todas las obras de Clint, aparte de su acierto y gusto por el realismo, es que muchas de sus grandes historias nos hablan de la dignidad humana, ya sea del derecho a decidir, del derecho a no ser manipulado por un gobierno, o como en este caso ocurre el derecho de unas prostitutas a ser tratadas con dignidad o a reclamar una justa venganza cuando esto no es así.

Esta contundente historia de dignidad y venganza se sirve a su vez de magnificas interpretaciones en las que destacan por un lado un grandísimo Gene Hackman y un Morgan Freeman que todo lo que hace suele tender a la perfección. No son menos interesantes los personajes interpretados, con un William Munny redimido por el amor de una mujer que lo ha devuelto al buen camino si bien su pasado siempre aguarda amenazador con encontrarlo, un Ned compañero leal y socio inseparable, con un sheriff Little Joe chulesco, altivo, injusto, brutal... el tipo más cabrón y enloquecido del lejano oeste más preocupado de alimentar su ego que de proteger la ley.

Una historia contada con tanto realismo, protagonizada por un antihéroe imperfecto embarcado en una poco o nada noble causa como las que Bob el inglés, el pato de la muerte, vende como épicos enfrentamientos, con un apartado técnico tan cuidado, una fotografía exquisita, unos personajes tan perfilados... merece sin duda el calificativo de obra maestra como tantas otras historias regaladas por el viejo Clint. ¡No dejes de sorprendernos maestro!

"¿Quién es el dueño de esta pocilga?"