He escrito historia con mayúsculas, porque sin duda es la historia por antonomasia. Tanto se ha hablado de Jesús por parte de partidarios y detractores. La propuesta de Arcand plantea una reinterpretación, una revisión sobre la enorme personalidad del nazareno histórico. Soy creyente y católico, pero no creo que el propósito del director fuera polemizar o demonizar lo eclesial. Con independencia del siglo en que vivamos y los avances tecnológicos, el corazón del hombre es muy similar y también las sombras que lo acechan y angostan su camino hacia la luz de la verdad. Perdonad si me pongo demasiado "dogmático". Me gustó mucho la actuación del protagonista, al punto que para mí oscurece al resto del elenco.
Viendo la película, la vi hace años, pero tuve la sensación de que has escuchado tantas veces la historia que o bien ya no la comprendes o te sume en cierto tedio, lo cual sería terrible, porque significaría que esas sombras de vanidad y egoísmo se han adueñado de nosotros. Coincido con otro compañero, amigo, cinéfilo, cuando subraya que Arcand probablemente quisiera ensalzar al hombre, lo humano.
Al fin y al cabo, ¿qué hay más divino que ensalzar la humanidad del hombre, como criatura de Dios?