Si "El Padrino" nos introdujo de lleno en los clanes mafiosos de familias italianas, "American Gangster" nos demuestra cómo un solo americano pudo construir a base de sangre un auténtico imperio en el Harlem de los años 70. Su nombre era Frank Lucas, y como reza el inicio de la película, ésta se basa en hechos reales.

Denzel Washington y Russell Crowe (Frank Lucas y Richie Roberts) se ponen a las órdenes de Ridley Scott para ser partícipes de una brillante crónica sobre el poder, la lealtad, los ideales y el permanecer fiel a uno mismo incluso cuando todo te da la espalda. Una crónica que aunque ya antes retratada en cine, aquí se alza como una producción que merece un lugar apartado. Pues "American Gangster" no es sólo eso, es también una historia paralela de dos hombres que, cada uno en su terreno, sienten la necesidad de cumplir con sus deberes.

Ambos actores en sendos esmoquines negro y blanco demuestran porque son dos de los mejores actores actuales, rodeados de un elenco de secundarios que no desmerece en absoluto la calidad de la cinta. Desde el mentor de Lucas, pasando por la bellísima Eva de Puerto Rico, sus hermanos y primos, hasta el compañero yonqui de Richie y una Carla Gugino que interpreta a su sufrida ex-mujer. Y es que, a pesar de que siempre lo negaba, el auténtico Richie Roberts era un mujeriego.

En un tramo final que quizás recuerde un poco al de la obra mayor de Coppola, la cinta despliega todo su poderío tanto visual como en cuanto a calidad. La escena de la iglesia, sublime. Y aunque su duración oscile sobre las dos horas y media, no veo forma de recortar nada. Incluso la parte en que Lucas viaja a Vietnam, si bien se aleja un poco del tono que mantiene la película, le añade interés y trasfondo.

Ayudado por una notable banda sonora y una exquisita fotografía, Ridley nos vuelve a regalar una obra que sin duda será ampliamente elogiada y recompensada en próximas galas de premios, y que tras su visionado quedará grabada en la retina y en la memoria por mucho, mucho tiempo.

Y es que las calles de Harlem nunca habían sido tan crudas y tan bellas a la vez paseadas por este gangster americano.