En los '80 hubo series y series, bombazos que traspasaron la pantalla del televisor y atraparon a medio mundo en su butaca durante unos minutos al día.
Aunque demasiado extravagante para mí (yo prefería "Corrupción en Miami"), hay que reconocer que "El Coche Fantástico" fue sin duda una de las grandes de la década.

Su trepidante tema de apertura junto a las imágenes del coche surcando una llanura mientras la voz "en off" soltaba el monólogo inicial de cada capítulo, están grabados en la memoria colectiva de toda una generación. Esta serie creada por Greg A. Larson fue producida por la NBC durante cuatro años y se basaba en las peripecias de un ex-policía convertido en justiciero a jornada completa llamado Michael Knight, acompañado en sus aventuras por su inseparable coche, un Pontiac Firebird Trans Am negro con personalidad propia (¡!) y multitud de armas y trucos especialmente diseñados para combatir el mal, y que respondía al nombre de "Knight Industries Two Thousand", aunque todo el mundo le conocería por KITT.
La serie, emitida desde Septiembre de 1.982 a Abril de 1.986, no fue tan sólo un enorme éxito, sino que supuso un trampolín para uno de los actores más retorcidamente "kitsch" de la Historia, y ese es, cómo no, el irrepetible e impagable David Hasselhoff, quien años más tarde volvería a cosechar nuevas cotas de éxito con "Los Vigilantes de la Playa", pero algunos sólo recuerdan su faceta de justiciero con pinta de playboy hortera, igualada sólo a veces por su faceta de cantante (también con pinta de playboy hortera, claro).

Hasselhoff, prácticamente un desconocido hasta entonces, se convirtió en una estrella gracias a su álter ego en la serie, Michael Knight. La gracia de todo el asunto es que ese no era el verdadero nombre de nuestro protagonista; Knight había sido un policía rescatado de la muerte por un rico industrial llamado Wilton Knight, instigador de la F.L.A.G. (Fundación por la Ley y el Gobierno), quien le dio un nuevo rostro, una nueva identidad y lo convirtió, de este modo, en una especie de caballero medieval puesto al día.
Pero el bueno de Knight debía compartir su protagonismo con su propio vehículo, el incomparable KITT, un coche la mar de moderno que poseía la capacidad de hablar. No sólo eso, era un coche que mostraba síntomas de personalidad propia y de pensamiento independiente con un sentido del humor del todo legendario, además de trucos alucinantes como pegarse unos saltos de varios metros de altura, alcanzar velocidades de espanto, desafiar a las balas o incluso abrir cerraduras. Nada parecía imposible para este cacharro fantástico...bueno, no era capaz de cambiarse él solo el aceite o llenar su depósito.

Para su mantenimiento general estaban Reginald Cornelius III (Peter Paros) y Bonnie Barstow, la guapa actriz Patricia MacPherson que vio su personaje retirado tras la 1.ª temporada, siendo éste reemplazado por April Curtis, a quien daba vida Rebecca Holden; pero, para gusto de los fans, regresó a la serie al poco tiempo. Todos ellos estaban capitaneados por el carismático Devon Miles (Edward Mulhare), una suerte de líder teórico del F.L.A.G. y organizador que siempre chocaba de una manera muy simpática con el carácter festivo de Knight.
Con un equipo como este, nuestro aguerrido héroe no podía fallar, deshaciendo entuertos allá donde fuera, cual Lancelot del siglo XX, luchando contra villanos, mafias de otras nacionalidades o incluso en una ocasión contra la réplica malvada de KITT y, entremedio, todavía quedaba suficiente tiempo para el revolcón de turno con la pobre chica en apuros. ¿Que los malos de turno escapaban en su coche? ¡KITT los iba a atrapar en un periquete con su superpropulsión! ¿Que quizá había un precipicio o un estanque que frenaba el paso? ¡KITT podía saltarlo sin problema! ¿Que Michael caía prisionero en un hangar propiedad de algún traficante de armas iraní? ¡Siempre podía contactar con KITT usando su cutre-reloj transmisor! (la envidia de los Casio, damas y caballeros)

Y es que, ¿para qué negarlo? Uno tenía la sensación de ir más seguro en este mundo porque contaba con que allá, a lo lejos, donde se vislumbraba el horizonte, la negra silueta de un coche amenazaba a los criminales con la luz roja de su parachoques.
Nadie podía ponerse a la altura de Knight, y ningún vehículo, por chulo que fuera, pudo superar a KITT, y eso que en 1.985 lo intentó aquella moto armada con metralleta, láser y lanzamisiles de "El Halcón Callejero" que defendía la ciudad de Los Ángeles contra el crimen...fracasando, claro.