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Voto de Chris Jiménez:
6
Acción. Thriller. Comedia El señor Smith (Clive Owen), un misterioso y solitario pistolero, desbarata involuntariamente un extraño complot, cuando rescata a un bebé de una muerte segura. Para alimentar a su pequeño protegido, contrata a una prostituta (Monica Bellucci). Desde ese momento los dos se convierten en el objetivo de un peligroso mafioso (Paul Giamatti), que enviará a sus sicarios para eliminar al niño. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Sabéis lo que más odio de las películas de acción? Que pasados los diez minutos ya sepas todo lo que va a ocurrir, que haya diálogos ridículos que se las dan de guays, que el villano se ande con frases inteligentes aunque sea de lo más patético, que el héroe se intente ganar el favor del público con un carisma nulo, y sobre todo que contando con argumentos la mar de estúpidos se tomen demasiado en serio.

Pero gracias a Dios todas esas cosas no ocurren en la película que nos ocupa, "Shoot'em Up", cuyo nombre procede, y no precisamente por casualidad, de aquellos clásicos videojuegos, también llamados STG, donde el objetivo consistía en llevar una nave, que se movía automáticamente, y disparar a cuantos enemigos se pusieran por delante esquivando mientras tanto un puñado de obstáculos cuyo objetivo era sólo el de molestar. Qué recuerdos para los que aún tuvimos la suerte de pillar esos juegos en los recreativos.
Pero volviendo al film, su artífice Michael Davis, quien participó como guionista en "Double Dragon", horrible adaptación del videojuego de Konami de mismo nombre (ya apuntaba maneras el individuo), y realizó títulos tan olvidables como "100 Chicas" y "Monster Man", lo concibió y desarrolló, seguramente devanándose los sesos, tras haber visto la mítica "Hard Boiled" de John Woo (más concretamente aquella increíble secuencia en la que Chow Yun-Fat salvaba a los bebes en el hospital). Para Davis, "Shoot'em Up" era como una versión de la película alemana "¡Corre, Lola! ¡Corre!" pero repleta de armas.

El productor Don Murphy le respaldaría económicamente afirmando que el guión hacía burla de tres de las más grandes obsesiones de los norteamericanos: las armas, la violencia y los pechos. Burla es, de hecho, la palabra que mejor ejemplifica lo que es esta película, desde el mismísimo principio, en el que vemos a un vagabundo con cara de mala leche esperando en un banco comiéndose una zanahoria cuando de repente ve a un chiflado que sale de su coche a trompicones persiguiendo entre insultos y berridos a una pobre chica embarazada.
A partir de ahí y hasta el final, ese hombre anónimo al que todos llaman Smith y que se lanza a salvar a la joven sin pensarlo dos veces no tendrá un momento de respiro y, al igual que él, nosotros tampoco, pues la calma en "Shoot'em Up" sólo dura los primeros 45 segundos. Ella muere pero dará a luz al bebé, del que se tendrá que ocupar nuestro héroe con ayuda de Donna, una peculiar prostituta con un corazón de oro, evitando constantemente que un puñado de tiparracos armados dirigidos por el sádico y detestable Hertz lo acribillen por razones desconocidas. La caza ha empezado y el espectáculo está servido.

Y en el sentido más literal. Davis despliega una frenética sucesión de escenas de pura acción filmadas con una cámara mareante, que harán las delicias de los fans de John Woo, en las que se acumula un disparate tras otro y cada uno más grande e incomprensible que el anterior (alcanzado su cénit en la secuencia de la matanza en el aire), muy del gusto de Robert Rodríguez o Edgar Wright, redondeando para la ocasión unos descacharrantes diálogos teñidos de un humor negro negrísimo que no se creen ni los mismos actores, una punzante crítica social y una trama que avanza todo el rato de la mano de la incoherencia. Estamos ante un cómic con esencia de "western" urbano sucio y violento que ha cobrado vida.
La intensa persecución, casi como las que tenían Bugs Bunny y Elmer Fudd (solo que dentro de un mundo corrupto y brutal plagado de crimen, inseguridad y vicio al que poco separa de la Sin City imaginada por Frank Miller), se da entre un antihéroe de turbio pasado que come zanahorias sin parar y que odia absolutamente todo lo que le rodea y un malo muy malo que se cree muy inteligente pero cuyos esfuerzos son inútiles. Puede que la historia carezca de sentido (que no lo tiene) y que antes de terminar podamos predecir el final, pero aparte de no tomarse para nada en serio, lo importante de "Shoot'em Up" no es qué va a pasar, sino cómo coño nos lo va a contar el director, y en ese sentido el film es más imprevisible de lo que parece.

Clive Owen sale convertido en toda una estrella de la acción moviendo todos los músculos del cuerpo salvo los de la cara, repitiendo de algún modo su papel de Dwight en "Sin City" y en parte parodiando a su protagonista de "Hijos de los Hombres", cuya capacidad para deshacerse de los malos y resistir todos los golpes lo transforman en una implacable máquina de matar que hace parecer unos blandos a todos los demás héroes del género (a todos, ¿eh?); contra él, un Paul Giamatti que sabe reírse de sí mismo metiéndose en la piel del retorcido Hertz, que queda como uno de los más repulsivos villanos del cine, y para rematar, la preciosa Monica Bellucci (a la que tengo en muy baja estima por más que todos se pongan a sus pies) cuyo tierno y sensual personaje le viene como anillo al dedo, y con el que sus fans quedarán catatónicos.
Este divertido y muy políticamente incorrecto espectáculo, adornado con un montaje de ritmo taquicárdico, unos logrados efectos especiales y una brutal banda sonora de "heavy metal", dejará al espectador sin respiración e indefenso ante la avalancha de balas y sangre, estrambóticas ocurrencias, piruetas imposibles y paridas que van más allá de lo ridículo.

Lo mejor es dejarse llevar por el frenesí y la violencia, y con todo el buen humor que uno tenga.
Chris Jiménez
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