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Voto de Chris Jiménez:
6
Comedia Petrita López (Gracita Morales) es una sencilla chica de pueblo que marcha a Madrid tras escuchar los cantos de sirena de la Adela (Vicky Lagos), su amiga del pueblo a la que nota muy cambiada, toda una "señorita", ya que le va muy bien la vida en la gran ciudad. Incluso tiene un pretendiente ingeniero, pero muy indeciso (José Luis López Vázquez). En la capital, también Petrita tendrá un pretendiente, Javier (Antonio Ozores), un buen ... [+]
3 de diciembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ciudad, con sus altos edificios, grandes avenidas y restaurantes de lujo, ¿quién no querría dejar la plazoleta del pueblo y sumarse a su ajetreado ritmo?
La ciudad es la salida...o a lo mejor no...

Los años '60 por fin han llegado a nuestra tierra, y lo han hecho nada menos que con la visita del presidente Eisenhower. El Plan de Estabilización Económica va ha llevarnos a una nueva etapa más allá del modelo económico interior y la autarquía del Régimen, con la revalorización de la moneda, la liberalización del comercio y la inversión en el mercado extranjero como señas de identidad; con las puertas abiertas España empieza a enriquecerse y comienzan a aterrizar en sus costas los primeros extranjeros, responsables de la más importante fuente de ingresos: el turismo. Por otra parte hay otro tipo de migraciones.
Son las que, en constante crecimiento, se dan de las pequeñas poblaciones y municipios a la capital; muchos se lanzan a probar suerte saboreando por igual las mieles de la tentadora metrópoli. En ese momento un joven director de irregular, corta pero muy interesante trayectoria y aún sin ningún éxito importante llamado Mariano Ozores ocupa el puesto tras la cámara para dar vida al poco elaborado guión de Ramón Pujante sobre la situación actual, y tiene como protagonista a Gracita Morales, peculiar actriz que está labrándose gracias a su carisma y su inimitable voz una carrera muy prometedora en el panorama cinematográfico.

"Chica para Todo" empieza como lo harán muchas películas posteriores de Paco Martínez Soria, en un pueblo tradicional y con una marcha a la ciudad, y vuelve sobre el mismo concepto que diez años antes exponía Ozu en "Cuentos de Tokyo": la llegada a la capital y la no-adaptación a su ritmo y atmósfera. Este viaje lo iniciamos con Petra, dispuesta a abrirse camino en la vida y que cuenta con la ayuda de su amiga Adela para hacerlo, y Javier, un amigo del pueblo que va a realizar el servicio militar y que está enamorado de ella en secreto.
En efecto, nada más poner los pies en Madrid, Petra, como todos los de su condición, se come la ciudad con los ojos antes siquiera de saborear los peligros que encierra. Ozores deshace esta ilusión con rapidez usando a los clásicos timadores caraduras, que consiguen estafarla, y a un matrimonio de clase media, que se aprovechan de su ingenuidad para convertirla en criada; como vemos, ni el lugar es tan seguro como parecía ni uno se enriquece al llegar; así circula la trama, siguiendo los pasos de la inocente pueblerina, que comienza una serie de aventuras las cuales le mostrarán la realidad del auténtico entorno al que se ha lanzado.

Petra es como todos los emigrantes con grandes esperanzas, una chica que halla en las abarrotadas calles de la ciudad nuevas costumbres a las que amoldarse si quiere ser reconocida, como adoptar las liberales formas de ser de las jóvenes, que beben y fuman, que visten provocativamente al estilo extranjero y sobreviven sin el sometimiento del hombre, así como se deja hechizar por embaucadoras banalidades, ya sean dadas por Adela (la facilidad con que ella gana dinero y sale con chicos) o por la misma sociedad (la engañosa televisión, el glamour de las salas de fiestas).
Encantos que actúan de venda para cubrirle los ojos, siendo lo único real en ese ambiente tan cínico y superficial el amor de Javier, quien se percata antes que ella del error que ha sido el salir de la humildad y calidez del pueblo; por tanto, la única solución posible a tanta tristeza es la de huir nuevamente. De por medio, un "romance" a medio cocinar entre Adela y un hombre que la pretende sin éxito con el que se ridiculiza a la clase media-alta; mientras lanza una mirada mordaz a la sociedad actual, Ozores cruza comedia costumbrista con aroma a Neville y Capra y retazos de melodrama neorrealista, de técnica sencilla y a la vez elegante, gracias a la fotografía de Emilio Foriscot.

También se comienza a percibir el gusto del director por el despertar sexual (aunque sin hacer concesiones a lo inmoral, pues la censura está presente en la época y no perdona un desliz); lo que más adelante será una fuerte transgresión de barreras con la llegada del "destape" y la total asimilación del erotismo como seña de identidad, aquí son todavía timoratas pero visibles insinuaciones que la cámara registra con prudencia, casi con pudor. Incluso a la hora de mostrar la cruda realidad Ozores debe disfrazarla con eufemismos (las "señoritas" de la sala de fiestas, como Adela...).
Divertida, agradable, ingenua y encantadora pero también cargada de carácter, Gracita Morales repite el papel de sufrida criada que le diera la fama en el país a partir de su aparición en "Siempre es Domingo" de Fernando Palacios, tomando de aquél hasta el nombre, Petra, y encasillándose para siempre en este tipo de personaje, tan costumbrista y con el que el público simpatizaba a la perfección. Ozores la reúne por primera vez en una película suya con un José Luis López Vázquez histriónico e irritante pero en el fondo simpático, aunque ésta ya había colaborado con él anteriormente, formado así una pareja entrañable que en años venideros demostrará ser un seguro para la taquilla.

Destaca la presencia de la guapísima Vicky Lagos, Tota Alba, Trini Alonso, Alfonso del Real, que se convertirá en uno de los habituales del cineasta, y un joven Antonio Ozores con su gracejo y verborrea inimitables en un papel con más matices dramáticos de lo que parece a simple vista.
Algo irregular, tanto en argumento como en tonos, "Chica para Todo" significó el primer papel importante de una Gracita Morales que aún tenía que hacer reír mucho a España y con la que aún se podía trabajar antes de su trágica separación y paulatino trastorno mental; más tarde realizaría un trabajo similar de nuevo con Ozores: "¡Cómo está el Servicio!".
Chris Jiménez
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