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Voto de Chris Jiménez:
5
Ciencia ficción. Thriller. Terror Tras años de experimentación, el brillante y arrogante científico Sebastian Caine (Kevin Bacon) ha descubierto la fórmula para hacer invisible la materia. Obsesionado con su proyecto, obliga a sus colaboradores a que lo utilicen como cobaya humana. La prueba constituye un éxito, pero el proceso resulta irreversible. Condenado a una vida sin cuerpo, Caine empieza a mostrar una conducta muy extraña. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La principal intención de Paul Verhoeven con esta película: amasar millones y ponerse al frente de un proyecto más convencional, aunque poco después renegara de él, convirtiéndose en una de las causas por las que volvió a sus Países Bajos natales.

El director de "Instinto Básico" y "Desafío Total" se refugia de nuevo en la ciencia-ficción dándole otra vuelta de tuerca a la mítica novela de H.G. Wells. El orgulloso, fanfarrón, ambicioso y en ocasiones irascible Sebastian Caine es un científico que está trabajando con su equipo en un proyecto secreto para el Gobierno estadounidense: ni más ni menos que intentar dar con la fórmula correcta para volver invisible al ser humano. Las pruebas en animales han sido satisfactorias y todo parece indicar que también se puede devolver al sujeto a su estado original, es decir, el proceso es capaz de revertirse.
El siguiente paso lógico, según el propio Caine, es probar el suero milagroso en una persona, ¿y qué mejor que empezar con él mismo?, pues se trata de su trabajo y de su sueño. El experimento es todo un éxito, el tejido de un ser humano puede ser dotado con el don de la invisibilidad, pero si hay algo con lo que el dr. Caine no contaba es que el proceso de reversión no va a ser tan sencillo; poco a poco su mente irá desestabilizándose a la vez que le va cogiendo el gusto a eso de no ser visto.

Un verdadero problema para su ex-novia Linda y sus demás compañeros de laboratorio, quienes se verán obligados a enfrentarse a él por todos los medios.
Tras la polémica y genial "Starship Troopers", en mi opinión una de las mejores películas de ciencia-ficción y aventuras jamás realizadas, el sr. Verhoeven tenía la sensación de no haber logrado un gran éxito en cines a partir de la segunda mitad de los '90, desde que "Showgirls" hizo trizas su reputación.
El holandés optó por adaptarse a los tiempos que corrían y a la industria de la que era parte desde hacía más de una década, por lo que decidiría bajar el nivel de sexo y violencia en su próximo film y aproximarse a unos parámetros más hollywoodienses y menos controvertidos. Los productores de Columbia le ofrecieron el puesto de director para encargarse del guión de Andrew W. Marlowe, una especie de revisión moderna del libro de H.G. Wells, cuya mejor adaptación al cine siempre ha sido la realizada por James Whale en 1.933. Según las propias palabras de Verhoeven, lo que él quería era hacer dinero, punto, aunque sentía que se ponía al frente de "una película de la que podrían haberse ocupado otros veinte realizadores de Hollywood".

Verdades como puños si tenemos en cuenta el producto del que estamos hablando. "El Hombre sin Sombra" fue muy rentable (más de 190 millones de dólares frente a un presupuesto de 90 millones), pero no sirvió para paliar la depresión que sufría el director, quien creía haber traicionado sus principios. Puede que sí, que cambiase ligeramente su estilo y eso quedase demasiado patente, pero como producto de entretenimiento la película es genial. Verhoeven entra en el campo de la ciencia y sus consecuencias, aunque las referencias a su mentor Cronenberg no son tan visibles.
Todo se desvía hacia un enfoque más asimilable, más comercial, más para la industria de Hollywood. La historia comienza con puntos de humor negro marca de la casa, siéndonos presentados unos personajes de lo más estereotipados, aunque Caine, por despreciable que sea, sin duda se perfila carismático. Uno de los fallos del guión es que la personalidad del protagonista apenas varía por el efecto del suero de invisibilidad (es un capullo antes y después de que se lo inyecten; únicamente se impulsa su agresividad, algo latente en él, y más que previsible en el argumento, así que lo que acontece a partir del "incidente" no sorprende mucho).

El director va juntando ciencia-ficción, humor negro y una importante reflexión sobre lo fácil que es derribar los cimientos de la moral, la ética y la identidad del individuo por medio de la ciencia para desembocar en el horror (aprovechará también para homenajear "El Ente", uno de sus films favoritos), derivando en un espectáculo de corte "slasher" repleto de acción y violencia en esa última media hora que acaba con la credibilidad que se estaba ganando la película, un tramo final digno de Roland Emmerich, pero no de Paul Verhoeven (espero que no hagamos una "snuff movie", dice Frank en broma, como prediciendo el desastre).
Aceptables Elisabeth Shue y Josh Brolin, irritantes Greg Grunberg y Kim Dickens (gracias a una escena en particular ella se me hizo menos irritante). Kevin Bacon está genial como Sebastian Caine, sobre todo por el carisma que destila, y eso que antes de él fueron considerados Edward Norton, Guy Pearce e incluso Robert Downey Jr. (¡!) para el papel. Como curiosidad decir que aparece, en uno de sus primeros trabajos, la modelo reciclada en actriz Rhona Mitra, futura protagonista de "Doomsday". Pese a todo, el film, rodado en orden cronológico para más detalle, posee un ritmo ameno y garantiza una sesión de cine emocionante y entretenida.

Además de contener unos efectos especiales y visuales del todo alucinantes, los cuales le valieron una nominación al Oscar...perdiendo, por desgracia, contra "Gladiator" (que manda cojones).
Chris Jiménez
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