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Argentina Argentina · San Juan
Voto de Valuska:
7
Drama. Comedia Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
27 de marzo de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una primera aproximación, El ciudadano ilustre, película argentina estrenada el pasado año, funciona como una inteligente sátira social muy bien escrita, dirigida (sobria y acertada dirección y puesta en escena) e interpretada (destacando Oscar Martinez). Aquí, un escritor llega a su ciudad natal después de mucho tiempo para ser nombrado Ciudadano Ilustre después de haber ganado el Nobel de Literatura. Duprat y Cohn crean un personaje principal instruido, de renombre, nada más ni nada menos que un Nobel, que se encuentra rodeado después de 40 años por sus coterráneos más bien ignorantes de su antiguo pueblo. Así es los realizadores van a plantear este encontronazo cultural para plasmar su crítica.

Si se ahonda en su inteligente guión, además de percibir la crítica a una sociedad que se siente orgullosa de cosas que apenas conoce, el espectador se podrá plantear asimismo un interesante asunto: ¿inocente ignorancia cultural o soberbio conocimiento? El espectador se reirá del ignorante pueblerino que con su humildad festeja la vuelta del hijo pródigo premiándolo con los honores más ridículos imaginables para un halagado de semejante categoría y se sentirá culpable de simpatizar con el altanero escritor, que cada vez soporta menos todo ese circo cholulo armado de tan buena gana para él. Así, por un lado, la película satiriza a los habitantes de Salas, que son el espejo de esos fastidiosos y patéticos nacionalistas argentinos que fanfarronean con Gardel y el Papa pero escuchan solo reggaetón y son ateos, y parecen admirar la distinción por sí misma.

Por otro lado, pone contra la pared a la “persona culta” e intelectual que se siente superior por sus conocimientos. El personaje se fue de su pueblo para crecer intelectualmente, y por la vergüenza y la incomprensión no había vuelto “ni para el funeral de su padre”. Y el mismo personaje que le recuerda esto, es el que le acusa de hablar mal del pueblo en sus escritos, a lo que se defiende diciendo que aunque eso fuera cierto no es razón para menospreciarlo como artista. Así que, evidentemente, este hipócrita y soberbio escritor había vuelto, además de por un auténtico sentimiento del que nadie se puede despegar, aun cuando intelectualmente no se encuentren pares, por sus ansias de reconocimiento, ese mismo deseado reconocimiento que todos alguna vez buscamos por haber leído ese libro difícil o conocer esa canción desconocida, por ejemplo. Por esto mismo, todos vamos a sentir un cosquilleo incómodo en esa sonrisa final de satisfacción… (sin decir más para no spoilear).

En el momento del furor por esta película en Argentina escuché de gente que opinaba sobre ella diciendo cosas como, por ejemplo, que era muy divertida y por eso se merecía ser la candidata para las nominaciones en los Oscar, como si les hubiera gustado solo por lo reconocida que estaba siendo. Esta gente, que es la misma, por ejemplo, que se siente representada por Borges sin haber leído un solo cuento suyo, ¿no se da cuenta que de ella se está burlando la película? Al menos yo sí me doy cuenta de que se ríe de mí aún más maliciosamente todavía por “jactarme” de que “la entendí” y buscar así un mínimo reconocimiento por escribir esta reseña… En fin, no se salva nadie. Notable película, bastante más compleja y filosa de lo que en principio aparenta.
Valuska
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