Film de época, bellamente realizado con fotografía y música espléndida (la cual podría haber reforzado algunos momentos donde el silencio quita más que agrega), actuaciones sobresalientes, sobre todo el rol de Carradine, que supo transmitir con belleza el miedo y la valentía, la aceptación del mundo que le tocó vivir con hidalguía y por sobre todo la madurez de carácter y el temple al cual toda persona (extrapolando a nuestros tiempos) debe aspirar. Hacerse responsable de todo evento justo o no, es a veces, una carga muy difícil de conllevar, y más aún encontrar el camino correcto entre los diferentes conceptos existentes y culturalmente aceptados de dignidad, honor y justificación valórica de nuestros actos. Fue profundamente llamativa la respuesta de D'Hubert a la obsesión de un individuo frío de ánimo y sin capacidad de empatía alguna, que confunde altos ideales como el honor personal, arrojo y valentía, con una estupidez ciega sin límites.
Recomendable film, puede que tenga mayor recepción en público masculino. En lo personal me hubiese gustado una versión francesa...para temas relacionados con el Emperador corresponde...