Una singular propuesta de aventura situada en tiempos medievales y que involucra dragones, magia y por supuesto un héroe que deberá salvar el día y superar muchos obstáculos para conseguir dicho objetivo. Dicho de esta manera parece que fuese otra aventura más de género (pero no, no lo es) y tal vez esa fue la razón por la que fue un fracaso en taquilla (de 18 millones que costó, apenas recuperó 14 millones).

Dirigida por Mathew Robbins (un experimentado guionista y cercano colaborador de otros directores como Steven Spielberg, Guillermo del Toro o Joseph Sargent) este entretenido film se destaca primero por una ambientación geográfica maravillosa, ya que fue filmada en los bellos parajes montañeses de Escocia y Londres. Segundo por la escenografía, ya que se puede notar el enorme trabajo artesanal, especialmente en la decoración y el vestuario.

Tercero por el increíble trabajo en los efectos especiales, otro trabajo brutal por parte la aclamada compañía "Industrial Light & Magic", pero lastimosamente muy poco reconocido. Hago una mención especial para la creación de esa criatura, vaya que le pusieron esfuerzo a ese dragón porque tiene un aspecto de verdad espeluznante y temible.

Y cuarto por el correcto reparto que cumple bastante bien, empezando por un joven Peter MacNicol en el que sería su primer rol protagónico en la gran pantalla. A su lado se dejan ver Caitlin Clarke, Ralph Richardson, Joh Hallam, Peter Eyre, Albert Salmi, Sydney Bromley, Chloe Salaman y Ian McDiarmid, este último mejor conocido como el temible "Palpatine" en la saga "Star Wars".

Ya para finalizar en la banda sonora participa Alex North y la fotografía naturalista fue obra de Derek Vanlint, un profesional que curiosamente solo tiene dos títulos más en toda su carrera, "Alien" de Ridley Scott y "The Spreading Ground" dirigido por él mismo.