De todas las películas de Shyamalan esta es la más atípica de todas, tras la magistral y poco reconocida “El bosque”, el director nos sumerge en un cuento con tintes fantásticos que juega con diferentes géneros de manera desigual. Lo mejor es la personalidad y atrevimiento que demuestra a la hora de elaborar sus films, arriesgados, poco convencionales y distanciados unos de otros, siempre trata de contar algo diferente sin renunciar por ello a su identidad y sello personal. “La joven del agua” es de todas la más irregular, con momentos excepcionales que se alternan con otros bastante olvidables, entre los que destacaría su lamentable interpretación, en esta ocasión el director se excede y pasa de un cameo a atribuirse un personaje completo, lo que desnuda por completo sus nulos atributos como actor. Lo mejor es la manifestación de lo sobrenatural de manera natural, sin ser explícito en su desarrollo y dejando en manos del sonido y las pausas visuales la tensión de determinados momentos. Apoyado fundamentalmente por Paul Giamatti y Bryce Dallas Howard sobre quienes recae la responsabilidad de la película, el director logra una buena atmósfera que por desgracia no está acompañada por una linealidad en su desarrollo narrativo. Algunos de los momentos cómicos, son de un infantilismo ridículo algo que caracteriza al director en algunas de sus películas, donde en lugar de conectar con el espectador, despista por simplista de algunas escenas (me viene a la mente el estúpido momento en “Señales” donde Joaquin Phoenix y los niños se ponen un gorro de papel de aluminio, en una escena realmente patética). Sea como fuere esta sea la peor versión vista del director por su falta de equivalencia entre las distintas partes del film, especialmente en la final donde da la sensación no tener muy claro como concluir. No es que esté mal, pero está muy lejos de los resultados anteriores.