Media votos
4.0
Votos
83
Críticas
83
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de El Mariscal:
9
7.4
23,310
Animación. Fantástico. Aventuras. Infantil
La historia se centra en Sosuke, un chico de 5 años, y su relación con una princesa pez que ansía convertirse en un ser humano. Libre adaptación de "La sirenita" que obtuvo muy buena acogida de la crítica en el Festival de Venecia 2008.
24 de julio de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miyazaki nos complace con sus clásicas acuarelas que rebalsan de lírica y que potenciadas por un racimo de sueños y fantasías, se niegan a la raigambre exigida por tanta cantidad de fósiles que insultan su cándida visión.
Es realmente gracioso leer la inepcia camuflada de aparente sapiencia que dictamina la supuesta ineficacia de esta animación caratulándola de infantil.
Como si el conjunto de asnos iteradores del cual emana tal rebuzno hubiesen dejado la puericia atrás al utilizar la misma pero de modo únicamente comunicativo para soflamar adultos improperios a la hora de cumplir con la infructífera intentona por deducir lo que les es claramente imposible.
La viveza de los colores y la inocencia de sus letras escapan al raciocinio más enjuto y proclive a la seriedad de lo prehistórico, a ese fallido ejecutar de los sentidos vetustos y verticalistas a la hora de visionar arte desenvuelto que no cimenta sobre lo estricto de lo vulgarmente terrenal.
Lo mejor: la fuerza de su movimiento y su color expresionista, como propulsados por el ímpetu de un interludio tannhäuseriano en calma armonía de melodía noble hacia futura rompiente cual testarudas olas en un acantilado.
Lo peor: su simplicidad, decencia y honestidad explícita son siempre puntos favorables para el ataque de lo dinosáurico, de la envidia solapada que no logra esconderse ya que ni para eso sirven de tan inútiles sus afrentas.
Es realmente gracioso leer la inepcia camuflada de aparente sapiencia que dictamina la supuesta ineficacia de esta animación caratulándola de infantil.
Como si el conjunto de asnos iteradores del cual emana tal rebuzno hubiesen dejado la puericia atrás al utilizar la misma pero de modo únicamente comunicativo para soflamar adultos improperios a la hora de cumplir con la infructífera intentona por deducir lo que les es claramente imposible.
La viveza de los colores y la inocencia de sus letras escapan al raciocinio más enjuto y proclive a la seriedad de lo prehistórico, a ese fallido ejecutar de los sentidos vetustos y verticalistas a la hora de visionar arte desenvuelto que no cimenta sobre lo estricto de lo vulgarmente terrenal.
Lo mejor: la fuerza de su movimiento y su color expresionista, como propulsados por el ímpetu de un interludio tannhäuseriano en calma armonía de melodía noble hacia futura rompiente cual testarudas olas en un acantilado.
Lo peor: su simplicidad, decencia y honestidad explícita son siempre puntos favorables para el ataque de lo dinosáurico, de la envidia solapada que no logra esconderse ya que ni para eso sirven de tan inútiles sus afrentas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esa ingenuidad de paseos y visitas y escuelas y todo fluyendo naturalmente entre infancias y ancianidades tan opuestas que de tan opuestas, iguales, porque los extremos se tocan para continuar en el ciclo infinito de la vida.
Personajes sencillos que necesitan serlo ya que en ello radica su gracia y elegancia, su don.
Sus expresiones dóciles llevadas por esos vientos hábilmente representados en dos dimensiones gracias a la pluma creadora.
Por supuesto, nunca faltan esos incultos sin talento que reniegan de tan eximias animaciones cuando ni la "O" con el culo de un vaso logran dibujar y esto es, cuando menos, para el disfrute jolgorioso del intelecto.
En conclusión: la línea erudita, franca y firme sumada a la poética estructura argumental me recuerdan las palabras del glorioso Picasso... "He tenido que llegar a viejo para dibujar como un niño"...
Personajes sencillos que necesitan serlo ya que en ello radica su gracia y elegancia, su don.
Sus expresiones dóciles llevadas por esos vientos hábilmente representados en dos dimensiones gracias a la pluma creadora.
Por supuesto, nunca faltan esos incultos sin talento que reniegan de tan eximias animaciones cuando ni la "O" con el culo de un vaso logran dibujar y esto es, cuando menos, para el disfrute jolgorioso del intelecto.
En conclusión: la línea erudita, franca y firme sumada a la poética estructura argumental me recuerdan las palabras del glorioso Picasso... "He tenido que llegar a viejo para dibujar como un niño"...