Sólo ver una hora y media a Luchini ya parece una invitación para ver esta película. Además, francesa. Y con Gemma Arterton, guapísima. Y sí, se ve con agrado, es simpática, incluso la bucólica película campestre que se anuncia se va convirtiendo en tórrido drama con escenas subidas de tono, bien rodadas, por cierto, y se transforma casi en una película de intriga en un final que, sin duda, es lo mejor con diferencia de la película. Un final irónico, cargado de humor negro y muy punzante. El resto del filme transcurre como una película menor francesa, le falta ritmo, baja y sube, pero menos; vuelve a descender y vuelve a subir, pero un poco menos. Y así se va perdiendo el interés del espectador poco a poco. Este tobogán descendente se ve abruptamente cortado con el final mencionado, pletórico, que deja un muy buen sabor de boca para lo que supuso el resto de película al paladar del espectador avezado.