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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia El pueblo de Saint Sévère se dispone a celebrar una gran fiesta. Las calles se adornan con guirnaldas y banderas; la terraza del café está preparada para el gran baile popular. Los feriantes traen en sus carromatos los caballitos de madera, las tómbolas, el cine ambulante, las cucañas... Mientras reparte el correo, François, el cartero, deseoso de ayudar a los feriantes, monta con mucho heroísmo la cucaña, pero sólo consigue provocar ... [+]
19 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Saint Sévère, un pintoresco pueblecito francés está haciendo su entrada un carrusel que sirve de anuncio de que hay vísperas de fiesta. La gente luce alegre y entusiasta, y una encantadora viejecita que lleva consigo a un chivo, nos va describiendo a algunos particulares y muy especiales habitantes del lugar. Pero, quien más llama la atención es Francois, el cartero que también hoy trabaja en cumplimiento de su deber. Tan pintoresco como su pueblo y de una enorme estatura, Francois pronto es llamado a colaborar con quienes levantan los símbolos patrios… y aquí sucederá un primer gag muy llamativo, cuando le facilita las cosas a un vecino que sufre de estrabismo, para que le ayude a clavar unos estacones.

La anécdota es bastante simple, pero da lugar para que, Jacques Tati, con esa marcada vena humorística que caracterizó siempre su obra, con un incuestionable gusto por la vida pueblerina y capaz de exaltar hasta a los bichos inalcanzables para el ojo humano-, ponga en decidida cuestión ciertos “progresos” y avances del mundo moderno, y prefiera la simpleza, la naturalidad y la espontaneidad con que, hasta aquel momento, viven los campesinos.

Escasean las palabras; el lenguaje cinematográfico es bastante modesto, cayendo con frecuencia en el plano general de seguro para eludir dificultades interpretativas; las limitaciones económicas son claramente notables en el conjunto del filme, pero, en esta versión a color que es la que hemos apreciado (hay otra en blanco y negro editada por el mismo Tati y con algunas escenas adicionales), reluce cada espacio de aquel magnífico pueblo al que Tati ha escogido con un atinado gusto. Pero, para no extremar sus encomiables apreciaciones, el director-actor, da lugar al personaje intolerante, a la dama despistada… y así deja matizado un lugar vivo, fresco y pictórico, absolutamente encantador.

Me perturba un poco, el hecho de que la historia luzca centrada excesivamente en el protagonista, dejando a los demás personajes como meros comparsas que pasan “con rapidez… y sin regularidad”, esto, para parafrasear el lema de los correos americanos que servirán para la que es, quizás, la mejor secuencia del filme: Aquella en la que Francois se esmera por igualar el ritmo frenético de aquellos emisarios.

En el aspecto cómico falta más eficacia y algunos planos son francamente innecesarios, pero en general, “DÍA DE FIESTA” se ve con agrado y Jacques Tati da un primer paso hacia su consolidación como uno de los más corrosivos y significativos comediantes europeos.

Este es el humor a la francesa.
Luis Guillermo Cardona
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