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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Intriga Un agente secreto es enviado a Suiza para liquidar a un espía cuyos rasgos físicos desconoce. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las obras del escritor inglés, W. Somerset Maugham, son un compendio de su vida. Aunque haya en ellas un buen porcentaje de ficción, ahí están plasmadas sus experiencias, sus frustraciones, sus miedos, sus sorprendentes y mágicas vivencias en el universo del arte y del espíritu, sus especiales aventuras, su evolucionado sentir ante la sociedad y ante la vida… e incluso, su labor como espía que, por expresa invitación y motivación del jefe del Servicio Secreto Británico, William Wiseman, ejerció con la tarea de conseguir –sin éxito por su parte- que Rusia se involucrara en la I Guerra Mundial.

Sin demasiado interés en el espionaje porque, lo que tuviera que ver con asesinar y poner en riesgo la vida de seres inocentes, le causaba repulsa y escozor, su interés por la experiencia y el conocimiento de la vida política, animaron a Maugham a asumir esta tarea, cuyo mayor logro fue, quizás, el haber publicado su estupendo libro de cuentos de espías titulado “Ashenden”.

Como Maugham, Richard Ashenden, el agente enviado a Suiza para detener a un espía alemán, es un hombre inteligente, observador, frío en apariencia y capaz de hacer siempre una segunda lectura de cualquier incidente. Dos son sus aliados: la atractiva rubia, Elsa Carrington, a quien le asignan para que parezca casado y el general mexicano Pompilio Moctezuma, ambos tan ambiguos en sus actitudes que, hasta el final, nos pasamos dudando de que lado realmente están. Y a ellos se suma un cuarto personaje, Robert Marvin, un americano de tan buen aspecto y abundante carisma que, sin reparo alguno, le concedemos a la chica y hasta preferimos pensar que, el tan buscado traidor, más podría ser el seco Ashenden.

“EL AGENTE SECRETO” tiene, sin duda, una buena historia. Hitchcock logra mezclar un simpático tono de comedia, con una aventura de espionaje donde hay momentos ingeniosos y muy logrados. Sin embargo, sorprende la cantidad de baches narrativos que deja pasar el director y que ya muchos han identificado. Yo puedo mencionar dos que hasta ahora no he visto comentados: El primero ocurre en la empresa que visitan, cuando Ashenden y sus amigos son perseguidos por los agentes alemanes. Tras bajar por unas escaleras, aquellos entran por una puerta que se sigue balanceando cuando los nazis descienden pisándoles los talones. Hay cambio de plano, y además de que pasa más tiempo del que sería correcto, la puerta luce cerrada y los agentes pasan de largo sin mirar siquiera hacia dentro. Y sobre el desenlace, no es debido hablar, pero no lo digiere ni la mamá de Hitchcock.

Como suele ocurrir, muy bien por Peter Lorre como “El mexicano calvo”. Muy atractiva y agradable Madeleine Carroll. Simpático y convincente Robert Young. Y, en cuanto a John Gielgud, lo aprecio mucho más en sus papeles de anciano, especialmente cuando olía a Shakespeare.
Luis Guillermo Cardona
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