Para dar cuenta de la magnitud de la, Union Pacific Railroad Company, digamos que abarca 23 de los Estados Unidos de Norteamérica y es una de las siete compañías de ferrocarril Clase 1, ya que posee una red viaria de 52.838 kms, siendo la de mayor longitud del país. El origen de la compañía se remonta al 1° de julio de 1862 cuando, con la aprobación del presidente Abraham Lincoln, el Congreso autorizó brindar ayuda para la construcción de un ferrocarril y una línea telegráfica desde el río Missouri (en el centro del país) hasta la costa del Océano Pacífico, asegurando al Gobierno el uso de ésta para fines postales, militares y otros. Dicha ley, sancionada en plena Guerra Civil tuvo, en principio, un objetivo esencialmente militar.

Para la realización de un proyecto de tal envergadura, se concedió a las empresas ferrocarrileras inmensas extensiones de tierra en el oeste norteamericano, lo que, como era de esperarse, generó la animadversión de la culturas nativas que comenzaron a sentir la intromisión en sus territorios ancestrales. Junto a la Union Pacific, se concedió licencia a la, Central Pacific Railroad, con el fin de que ambas empresas iniciaran sus trabajos desde puntos opuestos, lo que generaría una beneficiosa, pero, también un tanto perversa competencia, para demostrar cuál de ellas avanzaba más rápidamente.

La línea ferroviaria iría entre Omaha y California, y fue construida principalmente por inmigrantes irlandeses y numerosos soldados que tras la Guerra Civil, decidieron incorporarse a éstas labores. Las dos líneas tuvieron su punto de encuentro en Promontory Summit, en el estado de Utah, el 10 de mayo de 1869, constituyendo así, el primer ferrocarril transcontinental de América del Norte.

Partiendo de la rivalidad surgida entre las dos compañías a las que se asignó la construcción de esta extensa línea ferroviaria, Walter de Leon, C. Gardner Sullivan y Jesse Lasky Jr., basados en la novela, “Trouble Shooter” (Ernest Haycox, 1936), escribieron el guion que, con tan buen resultado dirigiría, Cecil B. De Mille, aunque yo diría que, el mayor mérito se lo lleva sin duda, Harold Rosson, quien, como director de la Segunda Unidad, logró unas escenas de acción que, aún hoy, resultan en su mayoría magníficamente logradas. Recuerdo, en especial, la riña en el tren; la pelea de Jeff Butler contra Duke Ring… y, sobre todo, el ataque de los indios, secuencia para la que, De Mille, utilizó a varios centenares de auténticos sioux.

En medio del conflicto entre empresarios, se incluye un efectivo triángulo amoroso en el que dos viejos amigos, ahora en bandos distintos, se enfrentarán de una forma muy interesante por el amor de la hija del maquinista del tren, la cual tiene muy claro qué tácticas aplicar para poder manejar a los hombres. Una de sus reglas, dice: “Una muchacha coquetea para descubrir si tiene poder; luego, comienza a buscar la forma de conquistar al hombre más difícil, pero, no quiere a éste hombre sino el placer de verlo arrodillado a sus pies”.

<<UNIÓN PACÍFICO>>, da clara cuenta de cómo las grandes empresas casi siempre se forjan a punta de triquiñuelas y dejando los escrúpulos bien de lado; y también demuestra que, para que perdure y se consolide el amor de una mujer valiosa, es necesario demostrar carácter, respeto, y sobre todo, integridad.

La película tiene un calificado reparto donde sobresalen, Barbara Stanwyck, Robert Preston, Lynne Overman, Brian Donlevy y Joel McCrea, entre otros… y por ahí estará, Anthony Quinn, en un breve, pero llamativo papel como un jugador tramposo y asesino.

Con, <<UNIÓN PACÍFICO>>, Cecil B. De Mille hace un buen aporte a la historia y al cautivante Cine Western.