Pues parece que Borja Manso y Marcos Cabotá (¿dos personas para dirigir “esto”?) los directores de esta película no deben tener en muy alto grado el concepto de la amistad. O esto o los puntos suspensivos en los que termina el título de su primer film son para que cada uno de nosotros le pongamos el calificativo que creamos conveniente. En este caso personalmente completaría el título con “en otros tiempos”, pues de verdadera amistad en los tres personajes queda más bien poca. Tan poca como la gracia que tiene en general toda la película, digámoslo ya de entrada. Porque el principal problema de “Amigos...” es que utiliza un humor pasado de moda. Tanto es así, que la historia que cuenta podría ser el argumento de cualquier película de hace treinta o cuarenta años (el espíritu de Mariano Ozores no anda muy lejos) si no fuera por esa tímida crítica a la telebasura que queda bastante lejos de lo que sería deseable. Si prescindimos de este dato del guión bien nos podemos imaginar a Fernando Esteso, Andrés Pajares y Juanito Navarro interpretando al patético trío protagonista y el resultado no sería muy diferente, tal es el nivel humorístico (por momentos de auténtica vergüenza ajena, por ejemplo la escena de Víctor subido a los hombros de Santi) con que nos obsequian unos actores que tampoco pueden hacer mucho más dado el flojo guión que han de defender. Y si en aquellas producciones el machismo campaba a sus anchas sin demasiados complejos (aquí afortunadamente a Goya Toledo no la obligan a enseñar más carne de la necesaria), en “Amigos...” se cuelan escenas de un racismo (in)disimulado que personalmente me dejó estupefacto. Sin duda, y aun reconociendo que su resolución está tocada por la inspiración que falta a lo largo del resto de la película , “Amigos...” pasará a la historia como uno de los debuts más desafortunados del cine español reciente.

Lo mejor: unos ingeniosos títulos de crédito iniciales.

Lo peor: las presuntas gracias sobre peruanos y gitanos.