La película mezcla realidad y ficción y se hace sumamente entretenida. No hay que esperar un ritmo frenético en ella, pero sí que es un duelo actoral cara a cara dónde tanto Hopkins como Pryce están en estado de gracia. La caracterización de ambos personajes es tremenda, pudiendo en algunos momentos ser confundidos con los verdaderos papas.

Además la banda sonora de esta película roza lo perfecto y los diálogos que intercambian ambos papas son sumamente inteligentes y llenos de segundas intenciones. La parte mala puede ser que se abuse demasiado de estos diálogos pudiendo hacerse tediosa una parte del filme. Los escenarios a su vez son muy realistas y nos sumergen en el mundo Vaticano.

Intenta parecerse a veces a un documental si no fuera porque muchos hechos son inventados, lo cual al informarme después de ver la película, me pareció decepcionante.