Hace más de una década se estrenó una película de Super Mario que poco o nada tenía que ver con el personaje. ¿La razón?, el director no supo llevar a la gran pantalla un mundo tan bizarro lleno de setas y tortugas por lo que empleó su imaginación creando algo totalmente propio e irreconocible que disgustó a la mayoría de los espectadores.
Takashi Miike por el contrario ha decidido olvidarse del público en general y entregarse por completo a los fans de la serie de abogados haciendo una adaptación muy fiel al juego pero solo comprensible para quienes lo han probado pues en caso contrario solo verá un grupo de japoneses con peinados estrafalarios poniendo caras raras en un tribunal.

No estamos ante una buena película porque la trama es imposible de seguir sin conocimientos previos, pero en caso de tenerlos se disfrutará como un enano ya que estamos ante una de las pocas cintas que hacen justicia al juego en el que se basan.