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Voto de Francesca:
9
Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
- La Naturaleza no ha sido creada a imagen de nuestra a compasión –explica el doctor a Violette, horrorizada al contar cómo las tortugas eran devoradas por las aves rapaces en las islas Galápagos.
- La Naturaleza es cruel. Sebastian lo sabía, pero yo no. Decía: “No, no. Se trata de pájaros, de tortugas, no de nosotros.”

Esta imagen, contada hacia el principio del film es en realidad clave, pues cobrará todo su sentido al final, cuando se desvele la muerte de Sebastian. A la vez, explica el ensañamiento de Violette con Catherine, queriendo a toda costa lobotomizarla. Por otro lado, Sebastian es un depredador que usaba (según explica la propia Catherine) a su madre y a la misma Catherine como medio para conseguir sus presas.

La intriga, el conflicto moral, consiste en ligar la ayuda que Venable piensa otorgar al hospital, donde trabaja Cukrowicz, a la operación a Catherine.

Sebastian, Sebastian... es el nombre más repetido de la historia… Sebastian, como el santo que se sacrifica, que recibe los dardos (o amor) de la madre, el hijo que ha visto a Dios, el hombre que es virgen, según asegura la madre. De hecho, sin decirlo, se alude a tendencias homosexuales (le gustaban los rubios, los nórdicos...). El final aclara este aspecto sin dejar lugar a dudas.

Todos los actores están impresionantes, cada uno en su estilo: la rica viuda algo desquiciada (Katharine Hepburn), el meticuloso doctor (Montgomery Clift), capaz de apiadarse de las historias ajenas y de escuchar con paciencia; la dulce y perturbada Catherine (Liz Taylor). Cada uno de los tres tiene una belleza particular y contundente.

Toda esta fauna de personajes, se mueve en un entorno opulento, algo decadente y sombrío. La preciosa fotografía en blanco y negro (pena que no se aprecien los enormes ojos azules de Clift, tal y como los menciona Catherine en varios momentos) resalta el contraste entre los personajes. Hay encuadres muy estudiados y marcados, pero que no restan fluidez al relato (la escena en la que Violette cuenta la escena de Galápagos, ella se pone en pie, el doctor se sienta, ella se aleja, se acerca después, plano-contraplano de los dos personajes… También abundan los planos en picado o contrapicado que acentúan el dramatismo, pero a la vez, dan protagonismo a cada uno de los personajes que está hablando.

El guión está escrito por Tenessee Williams (y Gore Vidal) y se basa en gran medida en su propia obra. Williams era gay, alcohólico, depresivo (cada uno de estos adjetivos marcaron su vida… y su obra). Williams es un maestro en contar la opresión que ejercen en nosotros los secretos (en La gata sobre el tejado de zinc, Un tranvía llamado deseo…), así como el poder que los demás consiguen ejercer sobre nosotros; en este caso, la dominación de Violette sobre su hijo (¡o viceversa!).
Francesca
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