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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Bélico Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Durante 1942, las fuerzas japonesas avanzan sin encontrar apenas resistencia por parte de los americanos. Chuck y Jim, dos soldados que se han quedado aislados con otros compañeros, consiguen llegar hasta sus líneas después de una marcha de doscientos kilómetros. Sin embargo, lo único que encuentran es un pequeño destacamento que ha recibido orden de rendirse. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2021
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214/14(08/06/21) Olvidable film bélico que he visto por el aliciente de su reputado director germano Fritz Lang, responsable de obras como “Metrópolis”, “M” o “Perversidad”, teniendo además una historia real basada en el libro homónimo de 1945 de Ira Wolfert sobre las experiencias reales del alférez de la Marina de los Estados Unidos Iliff "Rich" Richardson durante la ocupación nipona del país insular asiático, con guión del aclamado Lamar Trotti (“El joven Lincoln” o “Incidente en Ox-Bow”), además de estar rodada en un technicolor notable por el DP Harry Jackson (“La mujer pirata” o “Melodías de Broadway 1955) que realza los escenarios naturales donde ocurrieron los hechos (y que nunca se aprovechan para dar realce a alguna escena de acción), y de premio tenemos a una estrella de protagonista como Tyrone Power.

Pero mi gozo en un pozo, se nota y demasiado que fue un encargo al director, para un proyecto destinado en principio a ser dirigido por Henry King, y Lang se lo toma como algo ordinario, la hace con el piloto automático, resulta una película rutinaria, sin intensidad, donde el sello malsano del director de la saga “Los Nibelungos” ni está ni se le espera, con un desarrollo perezoso, con elipsis que descolocan, donde una cansina voz en off intenta situarnos y solo hace resaltar lo difuso de lo que ocurre en pantalla, con situaciones que discurren de modo poco natural, cayendo en un patriotismo rancio norteamericano, donde ellos son los libertadores de la invasión japonesa, cuando realmente lo que están es defendiendo su propia colonización iniciada tras echar a los españoles en 1898, el clásico ‘quítate tú para ponerme yo’, donde los filipinos son algo totalmente marginal, nunca son personajes de carne y hueso, tratados con paternalismo chirriante, donde hay romance pesaroso entre el protagonista y una francesa, porque a quien le va interesar la verdad, pues el verdadero protagonista en el que se basa tenía una pareja filipina, con lo que el racismo resulta grimante, aparte de la nula química entre Power y Micheline Presle, que además para ser éticamente moral para la visión cristiana hay que hacer que un elemento discordante desaparezca (puaj!).

Película tan anodina y superficial como trivial, discurre en modo set pieces que te alejan de la pantalla, las escenas de acción pasan con cuenta gotas, además de ser poco estimulantes (solo reseñable, y tampoco demasiado, el tiroteo final en la Iglesia, seguramente inspirado en el de la gesta española que se dio en llamar “Los últimos de Filipinas”, con un destacamento militar hispano atrincherado en la Iglesia de Baler) con unos actores que parecen conscientes de estar en otro día en la oficina, y solo hacen poner sus rostros, declamar los diálogos y frases, algunas para enmarcar entre lo idiotesco (como el del personaje encarnado por el supuesto alivio cómico Tom Ewell dice en un momento dado, "No te preocupes (ante la visión de un escuadrón de cazas estadounidenses), las bombas americanas sólo matan a los japoneses, no a nosotros").

Tiene una primera parte muy dispersa en como el protagonista junto a su compañero de fatigas Jim Mitchell (alivio cómico intrascendente Tom Ewell), van yendo de un lado a otro buscando como navegar a Australia para poder volver a la guerra, cuando en realidad están en el centro de ella misma, no entiendo cuáles son las motivaciones de la pareja, donde cada dos por tres tenemos que ver a Tyrone Power con sus ropas raídas y destrozadas por un largo viaje, Luego Chuck conoce a una mujer y cambia de opinión y se enrola en la guerrilla de rebeldes norteamericanos, y entonces nos sumen en una retahíla de modus vivendi que nada aporta al espectador, donde el colmo es que estos fabrican su propio dinero, entonces porque organizar fiestas para recaudarlo? Ello en un microcosmos donde los japoneses no parecen existir durante la mayor parte del metraje, moviéndose con libertad estos guerrilleros por las islas. Ello con el mantra panfletario patriotero de MacCarthur y su promesa legendaria del ‘volveré’.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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