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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Comedia Buster es expulsado de un tren cerca de un parque de atracciones. Allí consigue un trabajo en una parada de tiro al blanco, cuyo dueño es el jefe de una banda de criminales. Cuando éste ordena a Buster que asesine a un hombre de negocios, se encarga de protegerle a él y a su hija. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
107/03(02/04/21) Muy divertido cortometraje que cumple un Siglo de su estreno con frescura y vitalidad. Escrito y dirigido por Buster Keaton y Edward F. Cline, con protagonismo absoluto para el gran cómico de Kansas, Joseph Frank ‘Buster’ Keaton, donde sin ser su mejor trabajo, eso son palabras mayores para este genio del humor, si nos deleita en sus 21 minutos con un gran despliegue de gags delirantes que combinan la imaginación del slapstick, el humor negro, surrealismo (ejemplo: lo de crear percheros con tizas o la cabeza pillada con una puerta), los golpes, e incluso con bufos intertítulos que hacen comparaciones hilarantes, ello sin más objetivo que hacerte pasar un buen ratito, y a fe que lo consigue, haciendo abstraerte de tus mundanos problemas durante su metraje.

Fue el primer cortometraje que Buster realizó en 1920 tras abrir su propio estudio en Hollywood (El rodaje tuvo lugar en los estudios de Comique Film Corporation recientemente desocupados por Arbuckle), aunque fue “One Week” (1920) el primero en estrenarse, pero (inexplicablemente) “The High Sign” el resultado no convenció a Keaton y archivó la película. Pero tras lesionarse durante el rodaje de “Electric House” y tener que parar varios meses, decidió llenar este hueco con la liberación del ‘repudiado’ cortometraje.

El título se refiere a la señal de mano secreta utilizada por la banda del inframundo en la película, los ‘Blinking Buzzards’ (Buitre Parpadeante). Son una especie de sociedad secreta que se mueven por toda la ciudad de modo invisible, pero que emergen con el saludo de las dos manos haciendo un ave que vuela, recordándome en cierta medida a la sociedad secreta de “El Club de la Lucha” o en sentido más jocoso a “Los canteros” de Los Simpson.

Comienza con Buster cayendo de un tren en marcha frente a una feria de atracciones, no se sabe si es por propia voluntad o lanzado por alguien. Ser acerca a un tiovivo en marcha y coge furtivamente un periódico a uno de los que va en el cacharro, tras lo que se sienta a desplegar el diario para ver ofertas de trabajo, pero el periódico resulta un desplegable cual sábana inmanejable. Gasta que haya una oportunidad en una barraca de feria de tiro al blanco, pero le exigen que sea buen tirador, con lo que corto ni perezoso le roba una pistola a un poli despistado, que le da el cambiazo por un plátano (esto ingeniosamente se retomará más adelante), y entonces Buster practicará con el arma contra unas botellas. Todo esto en apenas unos escasísimos minutos, pues el ritmo resulta vertiginoso, nada sobra, ni nada falta, todo es deleitable. Esto lo lleva a la mencionada barraca, donde se encuentra con el gigantón Ingram B. Pickett. Allí consigue impresionar al dueño con un artilugio propio de los Juegos de Rube Goldberg, con elementos como un perro, un trozo de carne colgada, una cuerda y una palanca, para hacer sonar una campana para hacer creer que acertaba a objetivos (por medio algún gag mediano sobre un atracador, o un tipo con una escopeta de cartuchos de perdigones), hasta que el corto se vuelve impulsar cuando nos enteramos que el amo de la barraca pertenece a una banda de villanos con un saludo secreto. Estos son contratados para asesinar a un ‘avaro’ Nickelnurser (según se dice más o menos, es más agarrado que un collar del 14 en un cuello del 16), pero a la vez Buster es contratado por el ‘avaro’ y su bella hija (Bartine Burkett. Siempre tiene que haber un interés amoroso), para que lo proteja del chantaje que le están haciendo, esto se retuerce aún más cuando su jefe de la barraca lo introduce en la banda y le encomienda acabar con el avaro’. Todo esto tiene su clímax en la casa de Nickelnurser, toda una casa del terror plagada de puertas secretas y trampillas en el suelo, todo llevado por Buster con un ingenio y electricidad apoteósico, siendo el culmen de lo caricaturesco para bien cuando la cámara recoge la casa en dos niveles y cada uno de ellos partido en dos donde vemos una descacharrante persecución, Homérica en imaginación como pasa por pasadizos ocultos, por ventanas, puertas, con camas que pasan de una habitación a otra, con paneles giratorios, con espejos falsos, Formidable Zenit.

Me queda un solaz cortometraje donde Buster exhibe su vigor para el humor sano. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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