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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está, pero poco a poco comienza a darse cuenta... (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2021
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185/45(24/05/21) Desgarrador drama anti-bélico que cumple medio siglo desde su estreno (14/May/1971 en el Festival de Cine de Cannes) dirigido en su única labor en este campo por el gran guionista Dalton Trumbo (“Vacaciones en Roma” o “Spartacus”), adaptando su propia homónima novela de 1939, obra que se creía in-filmable, y que Trumbo proyectó dirigiera el aragonés Luis Buñuel (en la cinta se mantiene la idea del de Calanda del tramo de Jesucristo), pero al se puso él a los mandos. En lo que es un cruento alegato contra las guerras y su absurdo, que, teniendo el contexto de la Primera Guerra Mundial, se proyecta claramente como un ataque a la contextualmente Guerra del Vietnam, y siendo una Obra Universal y Atemporal, que no ha perdido vigencia, su denuncia contra el Infierno de las Guerras es siempre loable.

Cuenta la historia de Joe Bonham encarnado por un gran Timothy Bottoms, que se alista voluntario por idealismo en el ejercito USA durante la Gran Guerra, y allí es víctima de una bomba, quedando sin piernas, sin brazos, sin ojos, sin boca, sin nariz, sin oídos (nunca veremos su rostro), estando postrado en una cama de hospital donde se cree sus facultades mentales son inexistentes. Pero el espectador será consciente de su actividad cerebral mediante sus monólogos febriles interiores, por los que asistiremos a flash-backs de su pasado con su padre (estupendo Jason Robards) y novia (Kathy Fields), su desventura en el campo de batalla, o sus sueños-pesadillas donde incluso mantendrá charlas con Jesucristo (gran Donald Sutherland).

Trumbo pretende con su relato que el espectador se sumerja en la convulsa mentalidad del protagonista, donde los recuerdos se confunden con fantasías, con anhelos, con ilusiones, con pequeñas alegrías (el modo de tomarse que los rayos de sol le rozan). Ello alternado con la gente que le ‘visita’ en el hospital. Todo esto rodado con claro sentido dramático, donde las visualizaciones de Joe se proyectan en colores saturados de cuasi ensoñación (mucho de ello fruto de las drogas suministradas) y la realidad del presente a la tétrica habitación en b/n. Es una inmersión desoladora en la presa psique humana de si misma, un presidio del que solo se puede medio-sobrellevar con el poder de los sueños, resultando una experiencia epidérmica que te cala en su desesperación, que te conmueve por lo que te hace empatizar con este ‘soldado universal’. Recuerdos en los que Trumbo contrapone la vida familiar idealizada de un padre voluntarioso, con una novia dulce, un suegro comprensivo, lo que se puede llamar por lo evocador de algunos momentos, el modo de vida americana. Ello frente al sin sentido de la Guerra y sus angustiosas consecuencias. Y en su evolución tratar temas como el patriotismo, el capricho y abuso del poder, la religión, e incluso la ética de la eutanasia. Todo esto abordado de forma incisiva para que el espectador se sienta sobrecogido y angustiado, y eso con sus irregularidades y algún artificio (incluso puede resulte algo largada, quizás menos tiempo hubiera mejorado la cohesión narrativa), te toca la fibra, siendo estremecedor en este sentido el rush final.

Uno de los grandes pilares de la fuerza emocional de la película es la actuación del protagonista Timothy Bottoms, en dos vertientes, pues por un lado están los recuerdos donde hace una interpretación académica emitiendo ilusión, inocencia, cariño por su padre, haciéndonos simpatizar con su ingenuidad. Y por otro lado está su encarnación del paciente, donde solo se verá su frente moviéndose, lo que la hace mordiente es la voz que el da, haciéndonos sentir su desazón, desorientación, ira, frustración, ilusión, melancolía, con lo que provoca una cercanía a su sufrimiento que emociona. Es enternecedor en su relación con su padre, resulta trémulo en sus ententes con este particular Jesucristo sin respuestas. Labor del protagonista muy sentida en su arco de sensaciones que transmite. El actor nos hace sentir con ferocidad su Averno interior, así como sentirnos libres en sus alucinaciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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