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Voto de TOM REGAN:
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Comedia. Aventuras
Aventuras y desventuras de los participantes en una carrera automovilística entre Nueva York y París, a principios del siglo XX. Jack Lemmon y Tony Curtis interpretan a dos excéntricos pilotos entre los que hay una feroz rivalidad. Todo tipo de incidentes y situaciones cómicas se irán sucediendo. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
264/15(13/08/22) Este Es uno de esos films que guardaba un gran recuerdo de mi niñez, y de los que no he querido estropear el mismo con una revisión, hasta ahora que por precisamente mostrárselo a mi hijo le he revisionado, y me he topado con lo que me temía una comedia donde sus aspiraciones megalómanas (12 millones de dólares de presupuesto, equivalente a 98,36 millones de dólares en 2020, para ser la más costosa comedia de la historia hasta entonces reluce en muchos aspectos, pero no en el humor) superan en muy mucho su pueril resultado final. Un fuil m de un humor tan infantil como simplista en sus ajados mecanismos. Dirige Blake Edwards, quien en los 60 estaba en la cresta de la ola de Hollywood, debido al éxito de las películas anteriores como “Breakfast at Tiffany's”, “The Pink Panther” y su secuela “A Shot in the Dark”, el presupuesto de la película comenzó en $6 millones. Mirisch Productions inicialmente financió la película para United Artists. Los crecientes costos llevaron a UA a abandonar la película, y Warner Brothers se hizo cargo del proyecto. Al hacer la epopeya de megapresupuesto de 1965, el director tenía objetivo de hacer la comedia más divertida de la historia a gran escala.
El guion de Edwards y Arthur A. Ross (“Brubaker”) se inspiró libremente en la carrera de Nueva York a París de 1908. El 12 de febrero de 1908, la "Carrera de autos más grande" comenzó con seis participantes, comenzando en la ciudad de Nueva York y corriendo hacia el oeste a través de tres continentes. El destino fue París, lo que la convirtió en la primera carrera automovilística alrededor del mundo. Edwards solo tomó prestados la ruta aproximada de la carrera y el período de tiempo general en su esfuerzo por hacer "la comedia más divertida de la historia". La intención e Edwards era hacer un grandioso homenaje al cine mudo, al slapstick, al estilo cómico sobre todo de los Laurel y Hardy, el mejor ejemplo de esto último es la Batalla de Tartas que se da en la película, la cacareada como más enorme en este sentido de la Historia del Cine (tramo de 4 minutos y 20 segundos con un coste de 200.000 $ [$1.720.000 de 2021] para rodar), con más de 4000 tartas de proyectiles, esto lo popularizaron los en España llamados ‘Gordo y Flaco’ en su cortometraje de 1927 “The Battle of the Century”, donde volaron en la refriega ´bélica’ más de 3000, aunque estos en un solo día de filmación, mientras en al de 1965 necesitaron 5 días de rodaje. Curiosamente en ese momento se conocía principalmente solo a través de ese clímax; primer carrete se perdió hasta década de 1970 y resto del segundo carrete se perdió hasta 2015.
Pero sus loables aspiraciones se ven socavadas por una falta de inventiva y de humor mínimamente ingenioso que parece estemos viendo los cerebros de los guionistas con molinillos del desierto pasar de lado a lado, vamos, un erial de imaginación, con situaciones tontorronas, y todo notándose acartonado y cuasi-rancio en muchas ocasiones, y es que, pese a lo que piense Edwards, en cine y por ende, en una comedia más no tiene porque ser mejor, lo principal es tener buenas ideas que hagan avanzar al trama y de vez en cuando gags divertidos. Y aquí lo que tenemos es una super producción de (desproporcionados) 160 minutos (!!!), con obertura musical, intermisión musical y cierre musical, que aspira a ir a rebufo de ser una mezcla entre la oscarizada “La vuelta al mundo en 80 días” (1956) por lo de la carrera alrededor del mundo, y “El mundo está loco, loco, loco, loco” estrenada con gran éxito dos años antes, siendo una comedia alocada con mucho de toon. Pero aquí los resultados son torpones, y lo que es peor y sangrante, llega a aburrir. Baste decir que tarda tres cuartos de hora en dar comienzo la carrea titular (donde ya se presenta el tono de humor para parvulario), hasta entonces la presentación reiterativa de los personajes y sus caracteres (lo de varias veces ver al profesor Fate fracasa en el sabotaje a su rival resulta cansino, sobre todo si es con recursos tan idiotescos, valga de muestra el ridículo gag con el periscopio).
Para dar lustre al cartel tomó Blake a la icónica pareja de “Some like it hot” (1959), no trabajaban juntos desde entonces, aquí pasan de amigos a antagonistas, Tony Curtis de galán y héroe como el gran Leslie y Jack Lemmon como el caricaturesco villano de la función en la piel del Profesor Fate (aunque también tiene tiempo de desdoblarse en un jocoso y muy amanerado heredero a una corona europea), teniendo un escalón por debajo a una esplendorosa Natalie Wood como Maggie Dubois, ella como interés romántico, además de servir para la lucha de sexos, y con ello lanzar diatribas en favor de la emancipación femenina (entonces ni tan siquiera le estaba permitido votar en las elecciones). Ello para unas actuaciones propias del cartoon, sin alma, lisas, donde tenemos a un Curtis paseando prestancia, elegancia y belleza masculina de adonis, pero sin alma, actuación monocorde; Lemmon está pasado de vueltas en su histrionismo galopante, desmadrado, desafío en sus ademanes, sus berrinches, sus movimientos alocados, es malo porque si, no se sabe de dónde le viene su animadversión por Leslie, simplemente por imperativo del (penoso) guion, se redobla su sobreactuación cuando debe dar vida al afeminado aristócrata; De Natalie Wood lo mejor que se puede decir es que cuando aparece saliendo del lago en ropa interior es el mejor momento del film para mí, de esas sensaciones solo a la altura de la Andress saliendo del Caribe con su bikini blanco, o siendo uno de mis sueños húmedos cuando (del cielo) cae sobre los brazos del malo en corsé y lencería (arghhhh!!!), pero su actuación aun teniendo vigor, carece de personalidad propia, un cliché, eso sí, con cuerpo de pecado. Seguro que disfrutó cuando en una escena (claramente en loft de estudio) se hace ver llega a una ciudad rusa imperial con las gentes esperándolos con antorchas en las calles,... (sigo en spoiler)
El guion de Edwards y Arthur A. Ross (“Brubaker”) se inspiró libremente en la carrera de Nueva York a París de 1908. El 12 de febrero de 1908, la "Carrera de autos más grande" comenzó con seis participantes, comenzando en la ciudad de Nueva York y corriendo hacia el oeste a través de tres continentes. El destino fue París, lo que la convirtió en la primera carrera automovilística alrededor del mundo. Edwards solo tomó prestados la ruta aproximada de la carrera y el período de tiempo general en su esfuerzo por hacer "la comedia más divertida de la historia". La intención e Edwards era hacer un grandioso homenaje al cine mudo, al slapstick, al estilo cómico sobre todo de los Laurel y Hardy, el mejor ejemplo de esto último es la Batalla de Tartas que se da en la película, la cacareada como más enorme en este sentido de la Historia del Cine (tramo de 4 minutos y 20 segundos con un coste de 200.000 $ [$1.720.000 de 2021] para rodar), con más de 4000 tartas de proyectiles, esto lo popularizaron los en España llamados ‘Gordo y Flaco’ en su cortometraje de 1927 “The Battle of the Century”, donde volaron en la refriega ´bélica’ más de 3000, aunque estos en un solo día de filmación, mientras en al de 1965 necesitaron 5 días de rodaje. Curiosamente en ese momento se conocía principalmente solo a través de ese clímax; primer carrete se perdió hasta década de 1970 y resto del segundo carrete se perdió hasta 2015.
Pero sus loables aspiraciones se ven socavadas por una falta de inventiva y de humor mínimamente ingenioso que parece estemos viendo los cerebros de los guionistas con molinillos del desierto pasar de lado a lado, vamos, un erial de imaginación, con situaciones tontorronas, y todo notándose acartonado y cuasi-rancio en muchas ocasiones, y es que, pese a lo que piense Edwards, en cine y por ende, en una comedia más no tiene porque ser mejor, lo principal es tener buenas ideas que hagan avanzar al trama y de vez en cuando gags divertidos. Y aquí lo que tenemos es una super producción de (desproporcionados) 160 minutos (!!!), con obertura musical, intermisión musical y cierre musical, que aspira a ir a rebufo de ser una mezcla entre la oscarizada “La vuelta al mundo en 80 días” (1956) por lo de la carrera alrededor del mundo, y “El mundo está loco, loco, loco, loco” estrenada con gran éxito dos años antes, siendo una comedia alocada con mucho de toon. Pero aquí los resultados son torpones, y lo que es peor y sangrante, llega a aburrir. Baste decir que tarda tres cuartos de hora en dar comienzo la carrea titular (donde ya se presenta el tono de humor para parvulario), hasta entonces la presentación reiterativa de los personajes y sus caracteres (lo de varias veces ver al profesor Fate fracasa en el sabotaje a su rival resulta cansino, sobre todo si es con recursos tan idiotescos, valga de muestra el ridículo gag con el periscopio).
Para dar lustre al cartel tomó Blake a la icónica pareja de “Some like it hot” (1959), no trabajaban juntos desde entonces, aquí pasan de amigos a antagonistas, Tony Curtis de galán y héroe como el gran Leslie y Jack Lemmon como el caricaturesco villano de la función en la piel del Profesor Fate (aunque también tiene tiempo de desdoblarse en un jocoso y muy amanerado heredero a una corona europea), teniendo un escalón por debajo a una esplendorosa Natalie Wood como Maggie Dubois, ella como interés romántico, además de servir para la lucha de sexos, y con ello lanzar diatribas en favor de la emancipación femenina (entonces ni tan siquiera le estaba permitido votar en las elecciones). Ello para unas actuaciones propias del cartoon, sin alma, lisas, donde tenemos a un Curtis paseando prestancia, elegancia y belleza masculina de adonis, pero sin alma, actuación monocorde; Lemmon está pasado de vueltas en su histrionismo galopante, desmadrado, desafío en sus ademanes, sus berrinches, sus movimientos alocados, es malo porque si, no se sabe de dónde le viene su animadversión por Leslie, simplemente por imperativo del (penoso) guion, se redobla su sobreactuación cuando debe dar vida al afeminado aristócrata; De Natalie Wood lo mejor que se puede decir es que cuando aparece saliendo del lago en ropa interior es el mejor momento del film para mí, de esas sensaciones solo a la altura de la Andress saliendo del Caribe con su bikini blanco, o siendo uno de mis sueños húmedos cuando (del cielo) cae sobre los brazos del malo en corsé y lencería (arghhhh!!!), pero su actuación aun teniendo vigor, carece de personalidad propia, un cliché, eso sí, con cuerpo de pecado. Seguro que disfrutó cuando en una escena (claramente en loft de estudio) se hace ver llega a una ciudad rusa imperial con las gentes esperándolos con antorchas en las calles,... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…no se sabe que va a pasar y entonces, Natalie se arranca a hablar en ruso, esto no es casual, pues la actriz era hija de emigrantes rusos, de hecho, su verdadero nombre es Natalia Nikolayevna Zajarenko.
Pero lo importante en una comedia es el humor y de eso aquí andamos escasos (siendo benévolos), todo son situaciones arbitrarias que incluso se reiteran donde no había risas y se explayan, la sutilidad humorística es un ente inexistente en el cuantioso minutaje. Ejemplo es que el film tiene dos grandes momentos ‘épicos’ climáticos, la paródica pelea en el salón del oeste (en que mundo vive esta gente, donde se ponen a hacer fiestas a participantes en una carrera? y se molestan si pretenden continuar la misma?), y la mencionada batalla de tartas y ambas son coreografiadas de forma plana, sin gracia, y como parece consciente de ello el director lo único que se le ocurre es alargarla, como si estirar algo sin humor lo provocara. En el tercio final se sacan de la chistera de malos magos los guionistas (ante la falta de ideas) una parodia del clásico de aventuras “El prisionero de Zenda”, concretamente de la versión estrenada en 1937 (esto se nota en el duelo a espada donde hay una toma de sus sombras como en la del 37), que al menos vale apera sacar al disparatado Lemmon en un rol que se nota disfrutar como un niño. Pero donde el sentido de road-movie se pierde por completo. Un dislate propio de la anarquía de un relato caótico. Donde su estructura episódica resulta, más acartonada que el b loque de Iceberg.
Es curioso que comience con Tony Curtis como el gran Leslie, en un espectáculo ante un gran público, donde es atado a una camisa de fuerza y a la vez amarrado pro los pies a un globo aerostático sin piloto que asciende a los cielos, esto para que Leslie intente desatarse y subir a los ‘mandos’ de la cesta del globo, ello en un acto propio del Gran Houdini, y ahí viene la anécdota, pues Curtis lo encarnó en “Houdini” en 1953. Por supuesto el Profesor Fate con su ayudante Max intentarán sabotear la actuación con un cañón, no que decir tiene cual es el resultado.
Como intérpretes de apoyo están un siempre divertido Peter Falk, demuestra buena química con Lemmon como su ayudante Max; Keenan Wynn como el ayudante Hezekiah de leslie, aporta sutilidad de un actor clásico secundario; Arthur O'Connell y Vivian Vance como el disfuncional matrimonio Goodbody, Henry es director de un periódico neoyorkino (al que se apunta a ‘empujones’ Maggie como reportera para seguir la carrera) y ella Hester, una sufragista beligerante por los derechos de la mujer que ataca a al diario de su esposa que se muestra pusilánime ante el nervio de ella. Esta es una sub trama que se mantiene durante la primera mitad, conectando la carrera con las palomas mensajeras de la reportera (fruto de ello un gag que da el tono tontorrón del film, donde el secretario del director sale a la cornisa a gran altura para coger la paloma mensajera [como si las palomas no tuvieran su lugar de aterrizaje en palomares en azoteas] y termina cayendo al vacío ante la indiferencia de su jefe, para a la siguiente escena verlo vivo [milagrosamente es poco] con una venda en la cabeza), pero que luego se abandona tras la intermisión, ello proyectando el caos del guion.
Todo para desembocar por lo menos en un final inesperado (spoiler*), pues todo el film me era una especie de intento del Coyote (Profesor Fate de atrapar al Correcaminos (Gran Leslie), con lo que esto implica el final de cada una de sus aventuras. Pero esto n o puede contrapesar toda la inanidad pomposa de un film tan grande en medios como escaso en ingenio.
Spoiler:
Con lo de final *sorpresa me refiero a que la carrera la termina ganando el villano profesor Fate.
Me queda uno de esos proyectos megalómanos con pies de barro en su falta calidad en las ideas. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/08/la-carrera-del-siglo.html
Pero lo importante en una comedia es el humor y de eso aquí andamos escasos (siendo benévolos), todo son situaciones arbitrarias que incluso se reiteran donde no había risas y se explayan, la sutilidad humorística es un ente inexistente en el cuantioso minutaje. Ejemplo es que el film tiene dos grandes momentos ‘épicos’ climáticos, la paródica pelea en el salón del oeste (en que mundo vive esta gente, donde se ponen a hacer fiestas a participantes en una carrera? y se molestan si pretenden continuar la misma?), y la mencionada batalla de tartas y ambas son coreografiadas de forma plana, sin gracia, y como parece consciente de ello el director lo único que se le ocurre es alargarla, como si estirar algo sin humor lo provocara. En el tercio final se sacan de la chistera de malos magos los guionistas (ante la falta de ideas) una parodia del clásico de aventuras “El prisionero de Zenda”, concretamente de la versión estrenada en 1937 (esto se nota en el duelo a espada donde hay una toma de sus sombras como en la del 37), que al menos vale apera sacar al disparatado Lemmon en un rol que se nota disfrutar como un niño. Pero donde el sentido de road-movie se pierde por completo. Un dislate propio de la anarquía de un relato caótico. Donde su estructura episódica resulta, más acartonada que el b loque de Iceberg.
Es curioso que comience con Tony Curtis como el gran Leslie, en un espectáculo ante un gran público, donde es atado a una camisa de fuerza y a la vez amarrado pro los pies a un globo aerostático sin piloto que asciende a los cielos, esto para que Leslie intente desatarse y subir a los ‘mandos’ de la cesta del globo, ello en un acto propio del Gran Houdini, y ahí viene la anécdota, pues Curtis lo encarnó en “Houdini” en 1953. Por supuesto el Profesor Fate con su ayudante Max intentarán sabotear la actuación con un cañón, no que decir tiene cual es el resultado.
Como intérpretes de apoyo están un siempre divertido Peter Falk, demuestra buena química con Lemmon como su ayudante Max; Keenan Wynn como el ayudante Hezekiah de leslie, aporta sutilidad de un actor clásico secundario; Arthur O'Connell y Vivian Vance como el disfuncional matrimonio Goodbody, Henry es director de un periódico neoyorkino (al que se apunta a ‘empujones’ Maggie como reportera para seguir la carrera) y ella Hester, una sufragista beligerante por los derechos de la mujer que ataca a al diario de su esposa que se muestra pusilánime ante el nervio de ella. Esta es una sub trama que se mantiene durante la primera mitad, conectando la carrera con las palomas mensajeras de la reportera (fruto de ello un gag que da el tono tontorrón del film, donde el secretario del director sale a la cornisa a gran altura para coger la paloma mensajera [como si las palomas no tuvieran su lugar de aterrizaje en palomares en azoteas] y termina cayendo al vacío ante la indiferencia de su jefe, para a la siguiente escena verlo vivo [milagrosamente es poco] con una venda en la cabeza), pero que luego se abandona tras la intermisión, ello proyectando el caos del guion.
Todo para desembocar por lo menos en un final inesperado (spoiler*), pues todo el film me era una especie de intento del Coyote (Profesor Fate de atrapar al Correcaminos (Gran Leslie), con lo que esto implica el final de cada una de sus aventuras. Pero esto n o puede contrapesar toda la inanidad pomposa de un film tan grande en medios como escaso en ingenio.
Spoiler:
Con lo de final *sorpresa me refiero a que la carrera la termina ganando el villano profesor Fate.
Me queda uno de esos proyectos megalómanos con pies de barro en su falta calidad en las ideas. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/08/la-carrera-del-siglo.html