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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
9
Ciencia ficción. Acción Sarah Connor, la madre soltera del rebelde John Connor, está ingresada en un psiquiátrico. Algunos años antes, un viajero del tiempo le había revelado que su hijo sería el salvador de la humanidad en un futuro -año 2029- dominado por las máquinas. Se convirtió entonces en una especie de guerrera y educó a su hijo John en tácticas de supervivencia. Esta es la razón por la que está recluida en un manicomio. Cuando un nuevo androide ... [+]
1 de julio de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
109/10(18/06/16) James Cameron alcanzó con esta realización un hito del cine de acción, secuela (plagio) en que demuestra es uno de los maestros en la confección de escenas adrenalíticas, eléctricas, vibrantes, exhibiendo sobre la pantalla un duelo de Titanes, dos máquinas poderosas peleando, y como trofeo el futuro de la humanidad, desarrollado con ritmo trepidante. Escrita por el director junto a William Wisher jr (“Terminator”). Con un presupuesto de 102 millones $ fue el film más costoso hasta el momento, yendo gran parte del al sueldo de Arnold Schwarzenegger, y sobre todo a los efectos visuales, todo un avance para en su tiempo, teniendo como premio un gran éxito comercial, la más taquillera del año 1991, y además ganando 4 Oscars a la edición de sonido, mezcla de sonido , maquillaje y efectos visuales. Por supuesto que si te pones a analizar las paradojas temporales te puede estallar la cabeza, solo debes sumergirte en un thriller apasionante y saldrás más que satisfecho.

El director canadiense compone una épica cinta de acción, claro exponente de lo que es como guionista, flojo en los diálogos, aunque bueno componiendo latiguillos y frases con fuerza, tenue en la construcción de personajes, pero un Coloso en el resto, en la ambientación, en la realización, en el pujante crescendo de tensión, y sobre todo en la plasmación en imágenes de escenas de acción que perduraran en la memoria por siempre. Sabe plagiarse a sí mismo, haciendo prácticamente un calco de la primera parte, pero potenciando a base de presupuesto las virtudes de la original, desconcertando con el T-800, el villano en la primera, aquí el héroe, explotando la paradoja de cómo el T se desarrolla de modo que al final parece más humano que estos. Deja patente Cameron su dominio de la puesta en escena ya desde su potente inicio, con la batalla entre Terminators junto a naves aéreas frente a humanos, con ese pie de robot pisando un cráneo, alegoría de la contienda de maquinas contra personas, con un gran uso de la música de resonancias atávicas, y con la última escena de este tramo con el rostro ajado de John Connor, esto antes de los créditos de arranque, poniéndote ya en tensión y esperando mucho, y mucho te da. La historia es una sucesión espectacular de escenas de gran violencia, cruentas, brutales, planificadas de modo excelso, en un memorable equilibrio entre los efectos digitales y los artificiales, con deliciosas dosis de humor, imprimiendo un ritmo formidable, con un montaje sublime, sabiendo parar cuando debe para desarrollar y dar química entre los personajes, inteligentemente te hace reflexionar sobre la humanidad, sobre los sentimientos, sobre a donde vamos. El humor se basa sobre todo en la tierna relación que se establece John Connor y su “juguete”, el T-800, con el primero intentando aleccionar al T en expresarse en base a argot, lenguaje callejero, asimismo me despierta contradicciones el recurso humorístico de que John le dé la orden al T-800 que no mate a personas, entonces el robot dispara en las rodillas a la gente, esto debe provocar sonrisas? A mí una mueca retorcida.

Arnold Schwarzenegger realiza su mejor actuación en cine, nada mejor para un tipo inexpresivo que el rol de un robot, lo borda, le imprime sutilmente simpatía, curiosidad, empatía, con una gestualidad medida nos gana, quien no querría tener un T-800. Linda Hamilton está un tanto desatada, sobreactuada, en su papel henchida de paranoia e ira descontrolada, la mesura no tiene cabida en su interpretación, pasada de vueltas. Edward Furlong queda fotogénico, pero como actor queda bastante jartible, bien en su relación con el T, pero no te crees vaya a ser un gran líder con su comportamiento infantil. Robert Patrick borda su personaje, aportándole hieratismo, flema, vigor, un bombón para actores con pocos registros. Joe Morton está correcto en su rol de tipo feliz que se le viene de pronto el Holocausto encima.

Puesta en escena apabullante, influenciando a posteriores films del género, formando por derecho propio de la cultura popular, con un espléndido diseño de producción de Joseph Nemec III (“Twister”), rodándose íntegramente en diferentes lugares de California, en la intersección de Plummer St y Hayvenhurst Ave en San Fernando Valley, sitio donde el camión cae por el puente al canal (tuvo reorientarse el caudal para rodar), filmado también en el desierto de Mojave, en la playa de Malibú, en santa Mónica (primer enfrentamiento entre los dos T), Cameron filmó en el Corral Bar y el View Medical Center Lago (hospital del estado de Pescadero), ubicados en Lake View Terrace, tiros exteriores Cyberdyne Systems Corporation en localización edificio oficinas en esquina de Gateway Boulevard y Bayside Parkway en Fremont, todo esto atomizado por la extraordinaria fotografía en VistaVisión 35 mm de Adam Greenberg (“Ghost”), impresionante como se adapta a la acción, con picados, contrapicados, travellings angustiosos, tomas generales tremendas, vibrante uso de tonalidades azuladas, sabiendo captar la epopeya futurista en todo su magnificencia. Elemento clave es el magno manejo de unos efectos especiales pioneros para su tiempo, sobre todo en lo referente al T-1000, combinando el CGI, edición para permitir T-1000 demostrar cambio de forma fluida, mayor parte efectos clave proporcionados por industrial Light & Magic (ILM) para gráficos por ordenador y Stan Winston efectos prácticos y prótesis, la creación de estos f/x costó 5 millones $, a pesar del gran tiempo dedicado, secuencias CGI ocupan sólo 5 minutos de film. La génesis del T-1000 arranca en el anterior film de Cameron, “Abyss” (1990), donde un personaje clave estaba formado por agua, claro antecedente visual del T-1000. Clave asimismo es la contundente música de Brad Fiedel (“Mentiras arriesgadas”), de resonancias atávicas, sonidos de tambores, sonidos metálicos, tensos, de peligro latente, grandiosa, quedando su neurálgico score como un hito en acompañamiento de un film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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