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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Intriga. Comedia Un conocido inventor neoyorquino es acusado de varios asesinatos. Cuando llegan a la ciudad un famoso detective y su mujer y se enteran del asunto, ella, movida por el espíritu de aventura, trata de convencer a su marido para que acepte el caso. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
122/17(15/05/24) Divertida y sofisticada (nunca se ha adjetivado mejor un film con este apelativo) comedia de misterio criminal, donde precisamente la trama detectivesca se antoja como eso hitchcockiano del MacGuffin, una excusa para lo importante y atractivo en este film, como es ver en acción a un matrimonio con una chispeante química arrolladora, que despliegan un torbellino de diálogos y situaciones chancescas en sus mordaces réplicas y contrarréplicas, propias del mejor screwball. La he visto con motivo del 90 aniversario del estreno (25/05/1934), y me he encontrado con una cinta muy entretenida, elegante, con una pareja protagónica magnética como son William Powell y Myrna Loy como Nick y Nora Charles, pareja de clase alta ociosa que disfruta bebiendo mucho y bromeando, ello mientras investigan un caso de asesinato. Nick es un detective privado retirado que dejó su exitosa carrera al casarse con Nora, rica heredera de la socialité. El director es del artesano (rodó en 12 días la cinta como parte de la maquinaria de de cadena de producción de la MGM) WS Van Dyke, llevando a la gran pantalla el guion es del matrimonio (llevaban tres años casados) Albert Hackett y Frances Goodrich, adaptando la quinta y última novela de Dashiell Hammett, se basó en sus experiencias como detective antisindical de Pinkerton en Butte (Montana), aunque la relación espumosa de bromas de Nick y Nora fue inspirada en su difícil relación intermitente con la dramaturga Lillian Hellman. El director animó a los guionistas a utilizar los escritos de Hammett únicamente como base y a concentrarse en proporcionar intercambios ingeniosos para Nick y Nora.

La historia policiaca es un batiburrillo lioso, un ‘whodunit’ con demasiados personajes en solfa, con poco de cautivar al espectador, versando con superficialidad sobre oportunistas, codiciosos, egoístas, desarrollándose con roles caricaturescos, con un bufonesco estudiante de psiquiatría (siempre con un libro en las manos), un a matón con cara de bulldog, una mujer codiciosa retorcidamente tonta, o un inspector de policía que no se entera de nada. Con actuaciones secundarias ligeras, una trama por momentos confusa que culmina en algo muy de Agatha Christie, como es reunir en una cena (la titular en español) a los sospechosos y allí el sagaz detective de turno desenmascarar al culpable, que suele ser, un twist rebuscado, el que menos esperas. Este tramo final se siente apresurado, nunca impacta, destaca por la labia que despliega Nick ‘acojonando’ a los invitados con sus elucubraciones (Nora le pregunta si es así como sucedió lo que cuenta y él le responde flojito que no lo sabe, pero es la mejor forma de que todo le encaje). Opero su resolución ni emociona, ni hace tilín, simplemente había que acabarla de alguna forma.

Pero esta bruma es contrapesada por la compenetración del binomio protagónico, de hecho, en la primera parte tardan en aparecer ambos y la cinta me resulta pesarosa, y después ya es lastimero como cuando no están ellos la cinta cae en la nadería. Son sus bromas, guiños, pellizcos orales, cinismo, ironía, como se toman con sorna hasta las peores de las situaciones, ejemplo cuando son acosados por un tipo armado cuando están acostados. Todo ello para transmitir un vigoroso vitalismo, siendo algo muy del tiempo en USA, el querer proyectar alegría de vivir en medio de la Gran Depresión que asolaba el país. También entroncaba con las ganas de beber alcohol que había en la sociedad que acababa de salir de la Ley Seca (1920-1933), y que disfrutaba de ello solazmente, y esto lo ejemplifica esta dipsómana pareja, que siempre están o con un ca poa en la mano o reclamándola, pero siempre como algo normalizado, sin llegar a estar ebrios, simplemente chisposos.

Un famoso inventor desaparece justo poco tiempo antes de la boda de su hija y esto levanta sospechas entre sus seres más cercanos. Pero era un hombre tan extraño que son muchos los que lo desean desaparecido. Por suerte un detective retirado y su bella esposa quien lo insta a coger el caso, se pondrá manos en el asunto para dar con el paradero desconocido de desafortunado.

Nick es presentado a los 11 minutos de metraje de espaldas en un club mientras da clases al camarero de como hacer bien un coctel, siendo los movimientos para cada tipo de coctel, lo importante es el ritmo dice, para un Manhattan es el foxtrot, para un Bronx el two step, y para un Martini es un pasodoble. Llega Nora y Nick le ofrece un Martini. Ella le pregunta al marido cuantos lleva, este le dice que seis, y entonces le pide al camarero le ponga cinco más para igualar (¿?).

Todo es vaporoso y chistoso en la relación entre el tándem, todo lo afrontan con un humor y bromas, con juegos de retos, estimulando la aventura. William Powell está mimetizado con su estilizado rol, se funde con esplendor a la clase de su figura, y ello con una química fulgente con una Myrna Loy deliciosa, la parejita parece actuar en la naturalidad con que fluyen charlas y discusiones, vibrantes. Como bien he leído, Nick y Nora fueron "la primera pareja de Hollywood en la pantalla para quien el matrimonio no significaba el fin del sexo, el romance y la aventura".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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