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Voto de TOM REGAN:
6
7.7
15,484
Drama
Al morir sus padres adoptivos, Hortense, una joven negra que vive en Londres, siente la necesidad de conocer a su madre biológica, la cual la dio en adopción nada más nacer. Cuando por fin la encuentra, resulta ser una mujer soltera que trabaja en una fábrica. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
225/25(13/06/21) Interesante film británico dirigido y escrito por el inglés Mike Leigh, un melodrama (con efrluvios a telenovela por sus elementos de folletín) con tintes humanistas que deconstruye a las familias de clase media, con sus secretos y mentiras que llevan consigo resquemores, dolor, envidias, inquinas y frustraciones. Obra que obtuvo mucho éxito de crítica hace ahora 25 años, ganando la Palma de Oro de Cannes, siendo nominada en cinco apartados (sin ganar galardón alguno) al Oscar (Mejor Película, Mejor Actriz para Brenda Blethyn, Mejor secundaria Actriz para Marianne Jean-Baptiste), Mejor Director, y Mejor Guión original), y ganando el Globo de Oro a la Mejor Actriz en una Película- Drama por su interpretación Brenda Blethyn. Pero para mí, siendo un film con muchas virtudes, no lo elevo los alatares ni mucho menos, pues dentro de las emociones que transmite la historia, también tiene evidentes defectos, empezando por una duración desmedida para lo que cuenta, donde hay un metraje estiradísimo que es un palo en las ruedas.
Hortense (Marianne Jean-Baptiste), es una joven negra optometrista de clase media educada en Londres, fue adoptada cuando era bebé y tras morir su madre (su padre lo había hecho antes), decide rastrear su historia familiar, y descubre que Cynthia (Brenda Blethyn), su madre biológica, es una mujer blanca de clase trabajadora, es madre soltera de Roxanne (Claire Rushbrook), con la que se lleva fatal. Tiene un hermano, Maurice (Timothy Spall), acomodado fotógrafo, al que ve poco por no llevarse bien Cynthia con su esposa Monica (Phyllis Logan).
La auténtica estrella de la película, opacando al resto, es una ‘Bigger Than Life’ Brenda Blethyn, arrolladora en la humanidad que transmite en un personaje que lo hace muy empatizable en las debilidades que transmite, ya desde el modo cruento con que la trata su hija, o ese primer encuentro con Maurice derrochando sentimiento, o el momento cumbre con Hortense en la cafetería, con ese toque del latiguillo final del ‘cariño’, que trasmite dulzura, aunque con genio que explota en el clímax. Ante ella solo Tim Spall es capaz de darle algo de réplica con su modo estar en medio, de querer hacer todos se lleven bien, pero lejos de la garra de la Blethyn.
Es un drama cargado de costumbrismo, retratando a una clase trabajadora de modo realista, indagando en los fantasmas del pasado que todas las proles tiene en el armario, en este caso la espoleta es una joven adoptada que desea conocer a su madre biológica, y mediante esto se coloca una bomba de relojería en medio de esta familia, y todos sabemos que tarde o temprano explotará, lo que no sabemos es las consecuencias. Posee un ritmo un tanto discordante, pero teniendo picos de gran valor conmovedor, siendo la mejor sin duda la escena en la cafetería del primer encuentro Hortense con Cynthia, primero Cynthia con su clásico latiguillo de ‘cariño’ reniega de ser la madre de la joven, pues es negra, dice no haber estado nunca con un tipo de color, pero entonces le llega la revelación, y el rostro de la Blethyn es entrañable en la forma que siente vergüenza, su modo de comportarse, de querer esconderse contra la pared, crean un patetismo enlazado con la simpatía por esta mujer. La escena rodada en una toma ininterrumpida de 7 minutos, donde para ganar en realismo no le habían dicho a Blethyn que Hortense era negra, para el impacto fuera auténtico. Aunque una vez lo piensas, la escena resulta bastante prefabricada en su anti naturalidad, pues no es creíble que dos personas se sienten en un café las dos al lado una de la otra y no en frente, sintiéndose esto como un dispositivo forzado para que la cámara filme de modo estático y no tener que recurrir al plano, contra plano, y con ello veamos a los rostros de frente, pero este artificio hace que se rompa parte de la magia. Lo que pasa después de este primer encuentro resulta previsible en la relación Cynthia-Hortense.
También tenemos la exposición de la relación e Cynthia con su hija Roxanne, de un histrionismo desgarrador, toda conversación mare-hija acaba en gritos, peleas e incluso violencia física, da grima ver a las dos conversar, pues sabes que siempre acaban con una batalla. Esto se contrasta con la relación (a escondidas) naciente de Cynthia con Hortense, una joven educada, cariñosa, divertida. Pero en realidad este personaje de la chica adoptada es un cuasi McGuffin, pues se mantiene como una nebulosa en su carácter y personalidad plana de buena persona y punto. Al principio nos la muestran con una amiga, pero luego, una vez conoce a su madre queda en alguien sin fondo, tampoco es que yo vea en la actriz Marianne Jean-Baptiste una interpretación ni mucho menos como para ser nominada al Oscar, por hacer meucas a lo Lina Morgan? Venga ya!
La cinta en paralelo se acerca al matrimonio de Maurise con Monica, donde al principio asistimos al malestar físico de ella por la menstruación, pensaba esto tendría importancia en la trama, pero NO. Por otro lado tenemos el trabajo de fotógrafo de él, al que se le dedica más tiempo que a su matrimonio. Y esto lo entiendo para contrastar la felicidad impostada de las celebraciones que inmortaliza Maurice, con la acritud en la suya propia. Pero pienso Leigh dedica excesivo minutaje a esta labor, se viene arriba en montajes que nada suman, bonitos de ver como esa bella mujer (Emma Amos) con la mitad del rostro destrozado por cicatrices, o el encuentro con un antiguo socio (buen Ron Cook), no es que sean malos, es que desvían la atención de lo que debía ser primordial, alargando el tiempo hasta lo no deseable para lo que se cuenta, mayor síntesis habría favorecido la solidez de un film con mucho bueno, pero también muchos michelines.
Hortense (Marianne Jean-Baptiste), es una joven negra optometrista de clase media educada en Londres, fue adoptada cuando era bebé y tras morir su madre (su padre lo había hecho antes), decide rastrear su historia familiar, y descubre que Cynthia (Brenda Blethyn), su madre biológica, es una mujer blanca de clase trabajadora, es madre soltera de Roxanne (Claire Rushbrook), con la que se lleva fatal. Tiene un hermano, Maurice (Timothy Spall), acomodado fotógrafo, al que ve poco por no llevarse bien Cynthia con su esposa Monica (Phyllis Logan).
La auténtica estrella de la película, opacando al resto, es una ‘Bigger Than Life’ Brenda Blethyn, arrolladora en la humanidad que transmite en un personaje que lo hace muy empatizable en las debilidades que transmite, ya desde el modo cruento con que la trata su hija, o ese primer encuentro con Maurice derrochando sentimiento, o el momento cumbre con Hortense en la cafetería, con ese toque del latiguillo final del ‘cariño’, que trasmite dulzura, aunque con genio que explota en el clímax. Ante ella solo Tim Spall es capaz de darle algo de réplica con su modo estar en medio, de querer hacer todos se lleven bien, pero lejos de la garra de la Blethyn.
Es un drama cargado de costumbrismo, retratando a una clase trabajadora de modo realista, indagando en los fantasmas del pasado que todas las proles tiene en el armario, en este caso la espoleta es una joven adoptada que desea conocer a su madre biológica, y mediante esto se coloca una bomba de relojería en medio de esta familia, y todos sabemos que tarde o temprano explotará, lo que no sabemos es las consecuencias. Posee un ritmo un tanto discordante, pero teniendo picos de gran valor conmovedor, siendo la mejor sin duda la escena en la cafetería del primer encuentro Hortense con Cynthia, primero Cynthia con su clásico latiguillo de ‘cariño’ reniega de ser la madre de la joven, pues es negra, dice no haber estado nunca con un tipo de color, pero entonces le llega la revelación, y el rostro de la Blethyn es entrañable en la forma que siente vergüenza, su modo de comportarse, de querer esconderse contra la pared, crean un patetismo enlazado con la simpatía por esta mujer. La escena rodada en una toma ininterrumpida de 7 minutos, donde para ganar en realismo no le habían dicho a Blethyn que Hortense era negra, para el impacto fuera auténtico. Aunque una vez lo piensas, la escena resulta bastante prefabricada en su anti naturalidad, pues no es creíble que dos personas se sienten en un café las dos al lado una de la otra y no en frente, sintiéndose esto como un dispositivo forzado para que la cámara filme de modo estático y no tener que recurrir al plano, contra plano, y con ello veamos a los rostros de frente, pero este artificio hace que se rompa parte de la magia. Lo que pasa después de este primer encuentro resulta previsible en la relación Cynthia-Hortense.
También tenemos la exposición de la relación e Cynthia con su hija Roxanne, de un histrionismo desgarrador, toda conversación mare-hija acaba en gritos, peleas e incluso violencia física, da grima ver a las dos conversar, pues sabes que siempre acaban con una batalla. Esto se contrasta con la relación (a escondidas) naciente de Cynthia con Hortense, una joven educada, cariñosa, divertida. Pero en realidad este personaje de la chica adoptada es un cuasi McGuffin, pues se mantiene como una nebulosa en su carácter y personalidad plana de buena persona y punto. Al principio nos la muestran con una amiga, pero luego, una vez conoce a su madre queda en alguien sin fondo, tampoco es que yo vea en la actriz Marianne Jean-Baptiste una interpretación ni mucho menos como para ser nominada al Oscar, por hacer meucas a lo Lina Morgan? Venga ya!
La cinta en paralelo se acerca al matrimonio de Maurise con Monica, donde al principio asistimos al malestar físico de ella por la menstruación, pensaba esto tendría importancia en la trama, pero NO. Por otro lado tenemos el trabajo de fotógrafo de él, al que se le dedica más tiempo que a su matrimonio. Y esto lo entiendo para contrastar la felicidad impostada de las celebraciones que inmortaliza Maurice, con la acritud en la suya propia. Pero pienso Leigh dedica excesivo minutaje a esta labor, se viene arriba en montajes que nada suman, bonitos de ver como esa bella mujer (Emma Amos) con la mitad del rostro destrozado por cicatrices, o el encuentro con un antiguo socio (buen Ron Cook), no es que sean malos, es que desvían la atención de lo que debía ser primordial, alargando el tiempo hasta lo no deseable para lo que se cuenta, mayor síntesis habría favorecido la solidez de un film con mucho bueno, pero también muchos michelines.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Siendo sinceros, una vez acaba el film, uno solo recuerdas dos escenas, la mencionada del encuentro Hortense-Cynthia, y el clímax durante el cumpleaños de Roxanne. Rodado con sensación verité, donde con naturalidad vemos como sirven la barbacoa en el patio. Y la tensión está a flor de piel y todo implosiona para lo bueno y malo. Aunque con reacciones por tanto de algunos poco creíbles (spoiler). Y donde queda como brújula moral el discurso de Maurice, el que da sentido al título de la película, atacando los Secretos y Mentiras que enrarecen y daña las relaciones familiares (aunque desde mi punto de vista es la incomunicación y el hermetismo por no molestar). Pero al final todo se resuelve de modo complaciente y poco valiente, de un buenismo almibarado poco estimulante.
Spoiler:
No entiendo el secretismo en torno a la esterilidad de Monica, estando al borde del SXXI, esto me resulta anacrónico, como si fuera algo pecaminoso y ominoso de lo que avergonzarse, no me lo creo. Cuando Maurice mantiene un tenso silencio antes de comentar el ‘secreto’ creía que sería algo que sorprendiera y no algo una patología que se da mucho; también me ha resulta incómodo de ver, y hasta con visos racistas, pues en medio del volcán emocional Cynthia le dice a Roxanne quien era su padre, pero Hortense pregunta y quien era el suyo, y Cynthia le dice más o menos que ‘Nones’, que no se lo dice. Se siente algo chirriante que se lo diga a su hija blanca, pero a su hija negra no quiera, acaso se avergüenza de haberse acostado con uno de color? Y hablando de Hortense, me resulta poco natural que se mantenga en el cumpleaños una vez la bomba explota y Cynthia comienza su retahíla de recriminaciones, no me creo que alguien mediana mente con orgullo se mantenga como si nada. Campo tampoco entiendo a la ayudante del fotógrafo se quede allí, siéndome azucarado hasta lo no apto para diabéticos cuando esta le dice a Maurice que querría que el hubiera sido su padre (puaj!); La música de Andrew Dickson (“El secreto de Vera Drake”) me ha sido maniquea, intrusiva, sobreexpuesta, con esas cansinas melodías de cuerdas y viento, a mi modo de ver nada armónicas con la historia.
Drama interesantillo, sobrevalorado, teniendo una actuación que hace no sea tiempo perdido ver la película. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
No entiendo el secretismo en torno a la esterilidad de Monica, estando al borde del SXXI, esto me resulta anacrónico, como si fuera algo pecaminoso y ominoso de lo que avergonzarse, no me lo creo. Cuando Maurice mantiene un tenso silencio antes de comentar el ‘secreto’ creía que sería algo que sorprendiera y no algo una patología que se da mucho; también me ha resulta incómodo de ver, y hasta con visos racistas, pues en medio del volcán emocional Cynthia le dice a Roxanne quien era su padre, pero Hortense pregunta y quien era el suyo, y Cynthia le dice más o menos que ‘Nones’, que no se lo dice. Se siente algo chirriante que se lo diga a su hija blanca, pero a su hija negra no quiera, acaso se avergüenza de haberse acostado con uno de color? Y hablando de Hortense, me resulta poco natural que se mantenga en el cumpleaños una vez la bomba explota y Cynthia comienza su retahíla de recriminaciones, no me creo que alguien mediana mente con orgullo se mantenga como si nada. Campo tampoco entiendo a la ayudante del fotógrafo se quede allí, siéndome azucarado hasta lo no apto para diabéticos cuando esta le dice a Maurice que querría que el hubiera sido su padre (puaj!); La música de Andrew Dickson (“El secreto de Vera Drake”) me ha sido maniquea, intrusiva, sobreexpuesta, con esas cansinas melodías de cuerdas y viento, a mi modo de ver nada armónicas con la historia.
Drama interesantillo, sobrevalorado, teniendo una actuación que hace no sea tiempo perdido ver la película. Fuerza y honor!!!